Felipe Calderón Hinojosa, expresidente de México, criticó este viernes la iniciativa de reforma a la Ley de la Industria Eléctrica que presentó el actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, al asegurar que “regresa a México a la edad del carbón”.
En varios tuits, Calderón dijo que para la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es “buen negocio comprar electricidad barata a productores independientes” para después venderla cara a los consumidores. Pero con la reforma propuesta, advirtió, la empresa estatal “entraría en pérdidas” dado que sus centrales son muy caras “por obsolescencia y costos laborales”.
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“A los costos de operación elevados hay que agregarles los que provoca la emisión de contaminantes de sus plantas de combustibles fósiles, sobre todo las de carbón”, dijo el expresidente en otra publicación. “El daño a la salud por contaminación del aire puede representar varios puntos del PIB en ciudades como la Ciudad de México”.
La secretaria de Energía, Rocío Nahle, le contestó al exmandatario y lo acusó de endeudar a la Comisión Federal de Electricidad.
“Lo único que ocasionó fue endeudar a la empresa y colocar una camisa de fuerza para obligar que la CFE le compre y subsidie a privados, incluso a esa empresa donde usted estaba de consejero”, escribió Nahle.
Poco después, Calderón publicó que la propuesta de López Obrador aumentará la deuda porque “sube costos de producción y elimina márgenes”.
“Si los gastos son mayores a ingresos, se aumenta la deuda, en la CFE y en cualquier empresa”, dijo el exmandatario. Su propuesta elimina la energía renovable, generada por inversión que no toma presupuesto del gobierno, y regresa a Mexico a la producción más contaminante del mundo. Es decir, su propuesta contamina y es costosa, y regresa a México a la edad del carbón, literalmente”.
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La Cámara de Diputados recibió el miércoles la iniciativa preferencial que envió el presidente López Obrador para reformar la Ley de la Industria Eléctrica.
La reforma modificaría el mecanismo de despacho de las centrales eléctricas, que deberán priorizar la energía producida por las hidroeléctricas y plantas de combustibles fósiles de la CFE.
También cambiaría las reglas de los Certificados de Energías Limpias (CEL) y eliminaría la obligatoriedad de las subastas eléctricas en las que pueden participar las empresas privadas para abastecer a la CFE.
Asimismo, forzaría a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a revocar los permisos de autoabastecimiento, por lo que las empresas privadas no podrían generar la energía que consumen.
