Tras la victoria de Joe Biden en los comicios de Estados Unidos, Donald Trump rompe una “racha” de tres presidentes que lograron la reelección.
El último presidente en perder la reelección fue George H. Bush, quien estuvo en el poder únicamente entre enero de 1989 y enero de 1993.
En las elecciones presidenciales de 1992, George H. Bush se enfrentó al demócrata Bill Clinton, pero perdió por seis puntos porcentuales. Los resultados indican que Clinton tuvo 370 de los 538 delegados en el Colegio Electoral, por lo que al año siguiente asumió el cargo.
En el año 2000, el republicano George W. Bush, hijo de George H. Bush, ganó las elecciones presidenciales frente a Al Gore, quien era vicepresidente durante la administración Clinton.
George W. Bush sí logró refrendar su cargo cuatro años más tarde, cuando se enfrentó al demócrata John Kerry, quien era senador de Estados Unidos por el estado de Massachusetts.
En esa ocasión, Bush logró 286 de los 538 votos del Colegio Electoral. Su gobierno terminó en 2009, cuando cedió el poder a Barack Obama, quien había ganado el año anterior las elecciones presidenciales.
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Obama, el primer presidente afroamericano en la historia del país, logró mantenerse en el cargo por otros cuatro años al vencer a Mitt Romney en los comicios del 2012. Romney ya había intentado ser el candidato republicano en 2008, pero quedó detrás de John McCain.
En esa ocasión, Obama ganó prácticamente uno de cada tres electores posibles, ya que de los 538 delegados posibles consiguió 332; los 206 restantes fueron para el republicano. Obama se llevó la votación popular por dos puntos porcentuales, de acuerdo con los datos del New York Times.
En 2016, Donald Trump ganó las elecciones gracias al Colegio Electoral, ya que en el voto popular perdió por casi tres millones de votos frente a la candidata demócrata, Hillary Clinton. Trump consiguió estados clave como Michigan, Pennsylvania, Wisconsin y Florida.
Cuatro años más tarde, y en un entorno atípico por la pandemia, Trump no pudo reelegirse frente a Joe Biden. La pérdida de esos estados clave, excepto Florida, contribuyeron a su derrota.
