La Casa Blanca no es lo único que está en juego en estas elecciones en Estados Unidos. También se renovará una parte importante del Congreso, y tanto republicanos como demócratas buscarán hacerse de la mayoría en la Cámara Baja y el Senado.
Los demócratas parecen tener una buena oportunidad de ganar una mayoría en el Senado, mientras que su control de la Cámara de Representantes no está en gran riesgo.
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Los republicanos tienen por ahora el control del Senado con una mayoría de 53 a 47. Los demócratas deben obtener al menos tres nuevos escaños para ganar la mayoría, o cuatro si el presidente Donald Trump es reelegido y el vicepresidente Mike Pence puede romper un empate.
Solo un tercio de los 100 escaños en el Senado están disponibles para reelección en esta contienda electoral, ya que los senadores cumplen mandatos de seis años. En esta ocasión están en juego 35 escaños en el Senado, de estos, alrededor de una docena de escaños que son ocupados por el Partido Republicano y dos escaños de los demócratas podrían cambiar de bando.
En la Cámara Baja, de 435 miembros, los demócratas son los que tienen actualmente la mayoría. Los republicanos tienen 197 escaños y necesitan 218 para ganar el control. También hay cuatro escaños abiertos que habían ocupado representantes republicanos hasta que renunciaron y dejaron el cargo a principios de este año.
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Un cambio en la votación por correo aumenta las posibilidades de que los estadounidenses no sepan qué partido ganó la Casa Blanca la noche de las elecciones, y también podría retrasar el resultado sobre del Senado. Pero eso no significa que los resultados sean fraudulentos, tal como ha acusado el presidente Donald Trump.
Los funcionarios electorales en algunos estados clave o bisagra han advertido que podría llevar días contar los votos, debido a que esperan recibir una oleada de boletas enviadas por correo.
