Trump y su obsesión por ser como Lincoln, ¿capricho o estrategia electoral?

La última estrategia de campaña de Trump: Abraham Lincoln
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En un acto de campaña realizado este martes en Nebraska, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo que votar por un republicano en las elecciones del próximo 3 de noviembre es “un voto para reconocer que Abraham Lincoln era republicano”.

Hace cinco días, mientras enfrentaba al candidato presidencial demócrata, Joe Biden, en el último debate antes de los comicios, Trump aseguró que era “la persona menos racista de la sala” y alegó que tiene un historial con la comunidad afroamericana comparable únicamente con el de Lincoln, quien en 1863 emitió la Proclamación de Emancipación con la que abolió la esclavitud en el país. 

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Las referencias al decimosexto presidente de Estados Unidos no han sido algo raro en la campaña de reelección de Trump. Al actual mandatario parece gustarle la idea de estar entre los líderes que han dejado una huella importante en el país. Tanto, que incluso ha jugado con la posibilidad de tener su rostro en el Mount Rushmore, donde están los bustos de George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Lincoln. 

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Trump y Lincoln llegaron a la presidencia con algo en común: tenían poca o nula experiencia en el gobierno. Lincoln asumió el cargo en 1861 tras ocho años en la Cámara de Representantes de su estado natal de Illinois y uno en la Cámara baja del Congreso de Estados Unidos, mientras que Trump nunca había fungido como funcionario antes de llegar a la Casa Blanca. 

Sin embargo, los cuatro años de la administración de Trump han llevado al país a un punto en el que cuesta imaginarse por qué el actual presidente insiste en decir que él “siempre ha competido” con LincolnExpertos afirman que otros presidentes en la historia moderna de Estados Unidos han logrado un mucho mayor progreso en materia de derechos civiles. 

Aun así, Trump ha destacado las bajas tasas de desempleo entre los afroamericanos durante su administración, un hito que, según los analistas, fue posible gracias a la administración de Barack Obama (2008-2016), a una reforma en las prisiones federales firmada con el propósito de reducir la cantidad de reclusos, y al incremento a los fondos para las facultades y universidades históricamente afroamericanas (HBCU), una decisión del Congreso, para impulsar su campaña. 

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Mientras tanto, Trump ignora una pandemia de coronavirus que ha afectado a la comunidad afroamericana de manera desproporcionada. De acuerdo con un reporte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), de los más de 114 mil estadounidenses que murieron por el virus entre mayo y agosto de este año, los afroamericanos representaron casi 19% de los fallecimientos, aún cuando únicamente abarcan 12.5% de la población del país.

El presidente Trump también quedó lejos de compararse con Lincoln cuando las protestas por la brutalidad policial y la injusticia racial estallaron a lo largo y ancho del país tras los asesinatos de los afroamericanos George Floyd y Breonna Taylor a manos de policías blancos, y el ataque contra Jacob Blake.

El mandatario respondió a los disturbios desplegando agentes federales, amagó con desplegar tanques y elementos del ejército, dijo que un mural de Black Lives Matter era un “símbolo de odio”, aseguró que dicho movimiento es “discriminatorio” y “malo para los afroamericanos”, y afirmó que el racismo no existe en el país.

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