Mujica y Sanguinetti, expresidentes de Uruguay, se retiran definitivamente de la política

Entre lágrimas y aplausos, Senado de Uruguay despide a Mujica y Sanguinetti
Foto: EFE

EFE.- José Mujica y Julio María Sanguinetti, ambos expresidentes de Uruguay, renunciaron este martes a sus escaños en el Senado, debido a su edad y la contingencia sanitaria, y fueron despedidos en el Palacio Legislativo entre aplausos y lágrimas.

Este martes, la Cámara Alta del Parlamento estuvo repleta y los presentes olvidaran sus diferencias ideológicas para dar el tributo merecido a dos personajes que “han sido claves en la democracia uruguaya”.

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“Porque me tiró el virus pa’ fuera, porque tengo 85 años y una enfermedad inmunológica. Me encanta la política, pero más me encanta no morirme”, comentó Mujica a los periodistas, al ser cuestionado sobre el motivo de su retiro.

Sanguinetti y Mujica obtuvieron sus escaños en las elecciones de octubre de 2019, pero su avanzada edad (Sanguinetti tiene 84 y Mujica, 85) les ha hecho justificar su ausencia del resto del periodo legislativo, que concluye en 2025.

“Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida, que el odio termina estupidizando, nos hace perder objetividad”, dijo Mujica durante su alocución en la sesión extraordinaria.

Por su parte, Sanguinetti, que fue presidente en dos periodos (1985-1990 y 1995-2000), reflexionó que “los partidos políticos son los que encauzan, orientan, vertebran y articulan y eso es fundamental, sobre todo en tiempos de burbujas publicitarias y redes sociales“.

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“Es un viejo luchador, importante, que representa una parte de la opinión pública de este país”, enfatizó Mujica sobre Sanguinetti, mientras que este último subrayó que la despedida conjunta habla de que es “una hora de conciliación, una hora de reafirmación democrática”.

Los discursos de los senadores hacia quienes se retiraron provinieron de todos los partidos. El final de la jornada tuvo aplausos, saludos y abrazos. 

Mujica dejó correr por su mejilla las lágrimas del adiós. Sanguinetti, en cambio, mantuvo su entereza académica, pero saludó a cada uno de los que estaban presentes y se dio un fuerte abrazo con su rival contemporáneo.

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