Sin salas de concierto, la Filarmónica de Nueva York sale a la calle

Sin salas de concierto, la Filarmónica de NY sale a la calle
Foto: AP

AP.- Con las salas de concierto cerradas por la pandemia de Covid-19, la mejor sala de conciertos que podía esperar una violinista de la Filarmónica de Nueva York en un viernes de octubre reciente era una vereda en el Bronx.

Fiona Simon afinó su instrumento mientras se preparaba para una de sus únicas actuaciones con público en varios meses.

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El entorno era muy diferente de la casa habitual de la orquesta, el Centro Lincoln de Manhattan. El tráfico bullía y se oían sirenas mientras el equipo colocaba cables y descargaba altavoces desde la parte trasera de una camioneta estacionada en doble fila.

Pero Simon dijo que el concierto no anunciado –uno de los varios que ha ofrecido la orquesta en la ciudad este otoño– cubre una necesidad que ha tenido desde la suspensión de actuaciones en interior en marzo, que privó a los músicos no sólo de ingresos, sino también de la sensación de tener un propósito.

“No eres un músico completo si sólo tocas para ti”, explicó Simon.

La violinista, nacida en Inglaterra y que se unió a la Filarmónica de Nueva York en 1985, platicó que había tenido problemas para lidiar con la falta de público, en ocasiones actuando a distancia para amigos por teléfono.

“Creo que es una necesidad humana fundamental”, confesó la violinista.

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La filarmónica tuvo la idea de ofrecer varias actuaciones al aire libre y sin anunciar durante el verano, a pesar de que un déficit presupuestario multimillonario la obligó a suspender de empleo a casi la mitad de su personal.

En este viernes de otoño, Simon y unos pocos colegas tocaron en tres rincones de la ciudad dentro de una serie que han llamado NY Phil Bandwagon. El primer concierto del día fue ante una escuela del Bronx, el segundo ante una biblioteca pública de Queens y el último en un parque de Brooklyn.

En su camioneta Ford roja llevan un equipo de sonido, atriles, luces y unos conos naranjas de tráfico para mantener el distanciamiento social con el público. Los músicos van detrás en otra camioneta.

La Filarmónica de Nueva York tiene previsto ofrecer el último concierto al aire libre del año este fin de semana, y después reanudar el programa en primavera.

La vida callejera en Nueva York siempre ha sido frenética, pero estos días los espacios abiertos son más importantes que nunca, ya que muchos vecinos se pasan el día en pequeños departamentos trabajando desde casa.

“Hay todo este mito de que Nueva York se está muriendo, pero sólo se está muriendo en los lugares que se construyeron para gente que no es de Nueva York. La gente de Nueva York prospera”, comentó Curtis Stewart, violinista nominado a un Grammy y que se sumó a una actuación del Bandwagon como invitado.

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Mientras la Filarmónica de Nueva York comenzaba su última actuación del día, el contratenor Anthony Roth Costanzo abrió el espectáculo desde la parte trasera de la camioneta.

“Vamos a darles un pequeño concierto”, dijo mientras la gente empezaba a reunirse en la cálida luz del atardecer otoñal.

Fueron 20 minutos de música. Un trío de cuerda interpretó temas conocidos de George Gershwin y Charlie Parker, así como El lamento de Dido de Henry Purcell, una pieza conmovedora que “responde al momento de una forma más emotiva”, dijo Costanzo.

Conforme iban llegando docenas de personas -parejas, familias, perros y sus dueños- quedó claro que el concierto era una catarsis emocional tanto para el público como para los músicos de la Filarmónica de Nueva York.

“Creo que como estamos encerrados en nuestras casas eludiendo la tormenta que es la situación actual, necesitamos una vía de escape. Necesitamos un lugar donde poner nuestros sentimientos, necesitamos un lugar donde sentirnos seguros”, concluyó Stewart. “No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”.

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