Por Claudio Ochoa Huerta.
Washington D.C.– Un hombre apareció con una máscara de cerdo y un uniforme de policía. “Cerdos, son unos cerdos como yo”, les dijo a los elementos de la policía de Washington, D.C., mientras ellos, en línea, resguardaban la iglesia de St. Johns, donde a inicios de junio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se tomó la polémica fotografía sosteniendo la biblia.
El hombre del disfraz fue uno de los cientos de manifestantes que aparecieron esta noche a las afueras de la Casa Blanca, para protestar por la injusticia racial, al mismo tiempo que Trump daba su discurso de aceptación como el candidato republicano para buscar un segundo mandato.
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Los manifestantes llegaron en grupos por la calle 16, ahora Av. Black Lives Matter, que lleva hacia la plaza Lafayette y a la Casa Blanca, pero se quedaron en el intento.
Desde este miércoles, ambos puntos amanecieron completamente cercados como medida de protección a la protesta y movilización de este viernes 28 de agosto, donde se espera que lleguen más de 50 mil personas, para celebrar el aniversario número 57 de la “Marcha por el Trabajo y la Libertad” encabezada por Martin Luther King Jr, donde pronunció su histórico discurso “I have a dream”.
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Ante eso, el contingente de no más de 500 personas avanzó hacia la Avenida 15, uno de los accesos laterales a la Casa Blanca y encontró una alternativa: hacer ruido con matracas, silbatos y algo de pirotecnia, aunque tampoco hizo efecto en el discurso del presidente de Estados Unidos, que estaba a más de 300 metros, resguardado en el jardín frontal de la mansión con sus más de mil 500 invitados.
Cara a cara, manifestantes e integrantes del Servicio Secreto permanecieron durante prácticamente todo el discurso de Trump. De un lado reclamaban los abusos de las policías de Estados Unidos, del otro simplemente los ignoraban.
En la retaguardia de la movilización apareció un grupo de hombres y mujeres con cartulinas y líneas de luz tipo led, con las que recordaron la cifra de más de 180 mil personas muertas por la pandemia de Covid-19 y el nombre del presidente de Estados Unidos que, en medio de la crisis, realizó una fiesta, sin distanciamiento, sin cubrebocas y con pruebas de diagnóstico sólo para sus más cercanos.
