“Yo no puedo soportar que Messi se vaya, y menos si no es porque se retira”…
Con la voz entrecortada y los ojos a punto de estallar, un aficionado del Barcelona a las afueras del Camp Nou se convierte, sin saberlo, en la viva imagen del dolor que representa a millones.
En 12 días, el equipo azulgrana ha sufrido dos de los golpes más violentos en su historia: un 8-2 que ya parece poca cosa, y el anuncio de Leo a la directiva del Barça… Quiere marcharse.
El 25 de agosto de 2020 será recordado como el día en que el romance más dulce en la historia del futbol que se extendió por casi dos décadas, terminó.
Pasó lo que nadie esperaba. Pasó lo inexplicable. Pasó una desgracia deportiva que le sigue dando la vuelta al mundo. Pasó que el genio dijo “no más”.
El 2020 ha sido un año atípico, oscuro, doloroso a todas luces… En el futbol, y en especial para la inmensa afición del Barcelona extendida por todos los rincones del mundo, el adiós de Messi también representa una tragedia.
La prácticamente extinta identidad por los colores, la historia de ensueño del chico que no podía crecer y acabó siendo el más grande del mundo, llega a su fin.
“El Barcelona es Messi y Messi es el Barcelona”, se nos enseñó con el paso de los años, y un juego de palabras que en primera instancia parecía banal, adquirió sentido con cada hazaña del argentino.
El tiempo y ese empeño suyo por seguir su curso dictaba que quedaban dos o tres años más para disfrutar a Leo en su máximo esplendor… Poca cosa, pero nada como su partida.
Todavía no se va y ya se le extraña. Es la pérdida de uno de esos amores que quien lo suelta tiene la certeza de que no encontrará otro igual y le echará de menos el resto de sus días.
El futbol es la exageración del ser humano, y pese tratarse de un ‘simple’ juego, los futbolistas son los héroes de nuestros días.
La carrera de Messi en el Barcelona ha sido un viaje fantástico lleno de generosidad y belleza, pues más allá de los títulos que ha ganado y los que se le cuestiona que le faltan, su juego siempre tuvo altas dosis de felicidad.
Hoy, en medio de la incredulidad y desconsuelo que provoca su partida, toca sentirse privilegiado por coincidir con Messi, toca darle las gracias por tanto y tanto, toca echarlo de menos con un dejo de nostalgia y alguna sonrisa.
Y aunque nunca más será lo mismo si no vuelve a vestir la legendaria playera azulgrana con el número ‘10’, toca seguirlo y disfrutarlo adonde vaya…
Autor | Daniel Montes de Oca
