Por Ana Lucía Hernández
Edwin Omar Estrada Vega murió el domingo pasado en Tijuana, Baja California. Hace dos meses le diagnosticaron cáncer. Su esposa, Yuritzi Cahue, denuncia que en la clínica 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no le dieron una sola quimioterapia. La respuesta siempre fue la misma: “No hay”.
“Mi esposo ya ocupaba la quimio. Si la hubiera recibido, ahorita ya sería su tercera quimio porque era cada 21 días (…). Desafortunadamente llevé a mi esposo a urgencias porque se le dificulta respirar y ayer domingo 23, falleció”, aseguró Yuritzi en un video.
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Edwin tenía sarcoma testicular. “Llevaba dos operaciones, tres biopsias, las biopsias yo las hice por fuera porque ahí tardaban dos meses. El tiempo era oro para mi esposo. Tenía que empezar sus quimios, se las cancelaron dos veces por falta de medicamento”, afirmó.
Desde que supieron de la enfermedad, Yuritzi se hizo cargo de todos los gastos. El oncólogo del IMSS le dijo que tenía que comprar un catéter para darle las quimioterapias a Edwin. Para Yuritzi no fue fácil conseguirlo, mucho menos pagar 11 mil 800 pesos.
“Luché, luché, luché, porque tuviera sus quimioterapias. Diario, de lunes a viernes, estaba en el hospital peleando para que ordenaran el medicamento (…). El doctor nos decía que sí había, que por eso nos había mandado la orden, pero llegaba a zona de quimio y me decían: ‘No hay. Así como lo pedimos, así se acaba’. ¿Entonces tenían preferencia con otros pacientes?”, reclama Yuritzi.
El fin de semana Edwin se puso mal. Llegaron a urgencias y Yuritzi pidió que lo ingresaran para poder acompañarlo: “Les dije que por favor lo hospitalizaran para ponerlo en cama y yo poder pasar con él (…) ni cama tuvieron, no tuvieron medicamentos”.
Lo único que supo de Edwin fue que había fallecido. “Había posibilidades de alargar su vida. Sí había, sí había posibilidad. Pero no lo atendieron de la forma que era. Yo pido justicia a nombre de él, porque él ya se fue pero quedan más, niños y adultos”, dijo en el video.
Yuritzi consiguió la quimioterapia por su cuenta. Llegaría hoy. “Me moví por fuera y encontré el medicamento (…) desgraciadamente la dosis me iba a llegar el día de hoy, pero mi esposo ya no… él sí tenía ganas de vivir”.
