Reuters .- Cuando la epidemia del coronavirus empezaba a arreciar en México a fines de marzo, el médico José García acudió a un hospital público de traumatología y ortopedia para solicitar mascarillas, guantes y desinfectante a sus jefes.
Como le negaron el equipo de protección personal porque, según dijo, el hospital donde trabaja no atendía a pacientes con Covid-19, el cirujano maxilofacial compró su propia dotación.
Sin embargo, ya era muy tarde: había contraído el virus y además contagiaría a su esposa e hija de un año. Según sus sospechas, él y una decena de otros médicos y enfermeras se infectaron por una paciente que estuvo internada en el hospital de Lomas Verdes, quien llegó con los síntomas de la enfermedad -fiebre, tos seca y cansancio- y luego falleció.
También lee: En siete estados, la epidemia de Covid-19 está creciendo
“Pedías al jefe de la consulta externa y te decía ‘no tengo’; le pedías a tu jefe y te decía ‘no tengo, no somos un hospital Covid para que estemos utilizando equipos de protección personal'”, recordó García en una entrevista telefónica interrumpida con ocasionales toses, secuela de Covid-19.
“Siento que les faltó una planeación para que se tuviera una protección de los médicos, de las enfermeras”, agregó el doctor de 48 años. “Han sido muy irresponsables con nosotros”.
El director del lugar, Gilberto Meza, defendió que, de los 213 trabajadores de Lomas Verdes que han contraído el coronavirus, ninguno se infectó en su centro laboral, ubicado en el Estado de México, la segunda demarcación territorial más afectada por la pandemia.
García es uno de los más de 70 mil miembros del personal médico con coronavirus en México, donde -según datos oficiales- el riesgo de muerte de un trabajador de salud es cuatro veces mayor que en Estados Unidos y ocho veces más alto que en Brasil, los dos países más afectados por la pandemia.
Según organizaciones como el Consejo Internacional de Enfermeras, con sede en Ginebra, y la Asociación de Médicos y Enfermeras Nacional (AMYEN), las cifras oficiales se quedan cortas y, del total de infectados en el país, el 19% son trabajadores de salud, casi el triple que la media mundial.
“En todo el mundo, el coronavirus ha golpeado al personal de salud, pero en México ha sido particularmente grave”, opinó el epidemiólogo Alejandro Macías, excomisionado nacional contra la pandemia de la influenza H1N1 en 2009.
El médico comentó que hay teorías que sugieren que las enfermeras, particularmente en Ciudad de México, están muy expuestas al coronavirus por viajar en transporte público.
También lee: México registra más de 456 mil contagios por Covid-19; suma 49 mil 698 muertes
“Sin embargo, lo que parece evidente es que el personal de salud de México no ha tenido el suficiente equipo de protección personal (y) ha estado adquiriendo por su cuenta, en mercados informales, cubrebocas de calidad insuficiente o mala”, explicó.
Declaraciones encontradas
Más de una docena de enfermeras y doctores entrevistados por Reuters dijeron que contrajeron el virus, en parte, porque no recibieron información o equipo de protección a tiempo en sus centros de trabajo. Las autoridades respondieron que muchas enfermeras y enfermeros se expusieron al coronavirus al tener que trabajar en más de un hospital por los precarios sueldos.
A la fecha, el 12% de los mil 805 trabajadores del Lomas Verdes se infectaron con Covid-19, según datos del hospital perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Su director, Gilberto Meza, dijo a Reuters que ninguno de los 213 trabajadores, incluyendo a García y su esposa, se contagiaron dentro del centro de salud de acuerdo a un “estudio epidemiológico”.
El funcionario sostuvo que “a todos” se les han entregado lentes, caretas y mascarillas, pero no precisó la fecha. Además, explicó que a los pacientes -unos mil al día- se les toma la temperatura y se les realiza una encuesta sobre sintomatología de la enfermedad “desde el primer día” de la epidemia que ha dejado casi 50 mil muertos en el país.
Trabajadores del hospital han salido a protestar por falta de equipo de protección y recolectan firmas en la plataforma change.org para solicitar a las autoridades “material adecuado” para enfrentar al virus que ha infectado a 72 mil 980 trabajadores de salud y cobrado la vida de 978 en México hasta el 24 de julio, de acuerdo a las cifras oficiales más recientes.
En otros hospitales de la capital y en varias zonas de México, los médicos y enfermeras también han protestado por la falta de insumos o tras verse obligados a reciclar uniformes, batar y cubrebocas desechables.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha dicho que ha recibido informes desde México sobre trabajadores de la salud contagiados durante el cumplimiento de su deber por falta de equipo de protección personal adecuados”, demandó a principios de julio Carissa Etienne, directora de la OPS.
“Una prioridad absoluta es proteger a las enfermeras, los médicos y otros trabajadores de salud vulnerables con equipos de protección personal adecuados”, demandó a principios de julio Carissa Etienne, directora de la OPS.
El subsecretario de Salud mexicano, Hugo López-Gatell, la cara más visible de la estrategia gubernamental para combatir la pandemia en el país, reconoció que algunos centros de salud no contaban con el equipo de protección personal necesario a principios de la pandemia.
Las muertes y las ausencias del personal de salud con alto riesgo han agravado el déficit de unos 6 mil 600 médicos y 23 mil enfermeras para hacerle frente a la emergencia sanitaria. De hecho, en la Ciudad de México, el epicentro de la epidemia en el país, tuvieron que contratar a 585 médicos cubanos.
El gasto en salud de México es uno de los más bajos entre los 37 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En 2019 representó el 5.5% de su Productor Interno Bruto (PIB), detrás del 7.3% de Colombia y casi la mitad que Brasil.
“La mortalidad ha sido alta, nos han dejado solas”, confesó una enfermera del público Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), en Ciudad de México, quien solicitó el anonimato por no estar autorizada a declarar. “Pero no podemos decir ‘ya no puedo, ya no quiero’, porque para eso estudiamos”.
