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Con suspensión “me quitan algo que me estorbaba” porque “hay temas que no se pueden callar”: padre Goyo

Gregorio López Gerónimo, conocido como padre Goyo, es un activista en contra de la delincuencia organizada.
Foto: Cuartoscuro

Por Cecilia Reynoso

El presbítero Gregorio López Gerónimo, mejor conocido como padre Goyo, quien participó con las autodefensas surgidas en Michoacán en contra del crimen organizado en 2013, fue suspendido de manera indefinida de sus actividades dentro de la Iglesia Católica.

Un documento con fecha del 20 de julio, firmado por el obispo de la Diócesis de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García, señala que el padre Goyo incurrió en “faltas repetitivas y graves” en su labor sacerdotal, por lo que “no podrá celebrar ningún sacramento ni acto que tenga que ver con la investidura eclesiástica”. 

En entrevista con Latinus, el padre Goyo consideró que su activismo en contra de la delincuencia organizada, en defensa de la población, fue un factor importante para esta suspensión.

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“Ni me quitan el sacerdocio ni me excomulgan (…). Me quitan algo que me estorbaba, la verdad. Siendo cura te tienen con un bozal en el hocico y un tapujo en los ojos. A nosotros nos dicen: lo que veas y oigas no lo digas; tú nomás celebra, reza y cuenta limosna. Es lo que tienes que hacer. Pero hay temas muy delicados que no se pueden callar”. 

La violencia en Michoacán, por ejemplo, comentó el padre, “está muy fuerte. Todo está muy corrompido. Los grupos del crimen son fuertes gracias a la complicidad de las autoridades, sobre todo estatal y municipal. Muchos de los alcaldes no pueden revelarse porque los matan. Estamos en una situación canija”.

En 2014, el grupo delictivo de Los Caballeros Templarios, contra el que entonces peleaban las autodefensas, intentó matar al padre Goyo. Siempre ha sido un personaje incómodo para todas las autoridades. 

En 2016, el padre ya había sido suspendido, pero sólo fue por seis meses. 

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Al final del documento de suspensión, la Diócesis de Apatzingán reconoce “el mucho bien que ha hecho (…)”, por la comunidad, pero sus “faltas graves han ocasionado serios problemas a la comunidad eclesial (…).”

En los últimos dos años, el padre Goyo se ha dedicado a la atención de la población indigente en Apatzingán, para lo cual abrió tres asilos, en donde ofrece alimento, hospedaje, atención médica y sicológica, e incluso trabajo. 

“Para quien especula que mi suspensión es por narcotráfico y sandeces parecidas, les digo que siempre he luchado contra él, contra la corrupción, la impunidad de las instituciones y la pederastia dentro de la Iglesia, lo cual seguiré combatiendo”, afirmó el padre Gregorio López.

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