Para superar la crisis por la pandemia, taller crea cubrebocas basados en la cultura mexicana

Cubrebocas El volador
Foto: EFE

EFE.- Cubrebocas con patrones de papel bordado, estampado de paliacate, grabados de cráneos coloridos o que recuerdan a las calaveritas de azúcar son algunos de los diseños que crean en El Volador, un taller mexicano de plástica que se ha reinventado por la pandemia.

Este negocio solía elaborar botargas originales, carros alegóricos y figuras de fibra de vidrio antes de la cuarentena. Sin embargo, como otras empresas tuvo que adaptar su giro para seguir dando trabajo a sus empleados.

“Siempre hemos pensado que el ingenio es el súper poder del mexicano, viene implícito en su ADN, entonces tomamos uno de los temas más representativos de nuestra compañía, que se dedica a hacer altares, desfiles del Día de Muertos o eventos que tienen que ver con esta identidad de México. Pues hagamos una careta con forma de calavera”, explicó a Efe el coordinador del taller, Paco Enríquez.

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Antes de empezar a hacer pantallas con forma de calavera y cubrebocas más acordes a su identidad de marca, hicieron las investigaciones necesarias sobre materiales y ergonomía, hicieron caretas sencillas, sin decoración ni formas, y lograron vender varios miles a instituciones públicas.

Pero pronto se saturó este mercado y tanto Enríquez, que es artista visual, como los 27 trabajadores del taller situado en Iztapalapa, en el oriente de la ciudad, supieron que tenían que crear artículos con la personalidad de El Volador.

Ahora comercializan mascarillas de lo más llamativas y también pantallas transparentes con forma de calavera, incluso hicieron una versión que incluye calcomanías para quien quiera decorarlas a su gusto.

Desde entonces -aunque también siguen produciendo otros encargos concretos- están logrando mantener el negocio a flote y Enríquez reconoce especialmente la ayuda de personas cercanas al taller o clientes que les ayudan a dar visibilidad a su marca.

“Siempre hemos pensado que el ingenio es el superpoder del mexicano, viene implícito en su ADN”, dice el coordinador del taller Paco Enríquez que señala cómo antes se dedicaban a “hacer altares, desfiles del Día de muertos o eventos que tienen que ver con esta identidad de México” y ahora realizan productos como “una careta con forma de calavera”.

Superar la crisis de la pandemia

“Nosotros venimos de eventos masivos muy grandes que necesitan mucha publicidad y proyección, y nos la daban estos mismos eventos. Estábamos lentos en la parte ‘online’ y esto lo tuvimos que hacer rapidísimo, alinearnos a la venta online. Dentro de todas las cosas malas que ha traído esto, lo bueno ha sido esto que nos ha puesto a prueba”, expresó el creativo.

Además, la plantilla está formada por trabajadores con diferentes especialidades y edades, por lo que están logrando conjuntar los conocimientos digitales de los más jóvenes con la experiencia y las soluciones de los que llevan más años dedicándose a este oficio.

Con esto, han podido ver las virtudes de las redes sociales, con las que rápidamente pueden llegar a miles de personas, incluso han recibido pedidos de algunos de sus característicos “cascos” de calavera desde Estados Unidos y Europa y recientemente llevaron sus alebrijes a varias ciudades del continente europeo.

Por esto, por ahora seguirán fabricando los productos de cuarentena pero sobre se quedarán con los aprendizajes relacionados a internet y los beneficios que les puede traer esta nueva perspectiva.

“Si hubiésemos tenido redes como no sé dónde estaríamos. Llevamos 30 años, nos ha costado mucho trabajo posicionarnos. Iniciamos haciendo ofrendas de muertos y en 2016 conseguimos un evento trascendente a este nivel, el desfile internacional del Día de Muertos de Ciudad de México. Ahora si subes algo a redes se puede volver viral y legar a todo el mundo”, sentenció Enríquez.

De manera interna, tanto el coordinador como sus compañeros tuvieron claro que era necesario hacer conciencia entre los trabajadores y establecer obligaciones “no alternativas” sobre el uso del cubrebocas y la higiene en general en el taller.

El creativo dijo que desde un inicio lo planteó como un videojuego en el que las cosas se iban a poner peores y había que defenderse e intentar sobrevivir.

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