Por Carlos Loret de Mola
Washington DC.- Para evitar cualquier tensión que pudiera descarrilar el primer encuentro entre los presidentes López Obrador y Donald Trump, los equipos de México y Estados Unidos acordaron eliminar de la agenda los temas de seguridad y migración, dos de los ejes más importantes de la relación bilateral y origen de los mayores conflictos.
Fuentes de la Casa Blanca revelaron a Latinus que desde las primeras sesiones para preparar la visita del presidente mexicano los equipos de ambos países tuvieron como propósito evitar cualquier posibilidad de que se generara un roce y afloraran las personalidades explosivas de los mandatarios.
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Se acordó que no conversaran sobre tráfico de drogas, de armas o de personas, ni la situación de los dreamers o de los migrantes. Acotaron los temas de discusión a la pandemia del coronavirus y la relación comercial, a propósito de la entrada en vigor del nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, el T-MEC.
También decidieron eliminar la conferencia de prensa que normalmente se organiza en las visitas de jefes de Estado a la Casa Blanca, porque las preguntas de los reporteros necesariamente abordarían los temas que querían evitar. Sólo discursos de cada presidente en el Jardín de las Rosas.
Cuando estuvieron frente a frente dentro de la Casa Blanca, sin reporteros ni fotógrafos que pudieran romper la armonía planeada, conversaron sobre las estrategias que han aplicado sus gobiernos para enfrentar la pandemia. No hubo referencias a las 132 mil muertes que se han registrado hasta ahora en Estados Unidos y las 33 mil en México.
Según fuentes de la Casa Blanca y del equipo mexicano, hubo una condición planteada por México para el encuentro con las comitivas, que no participara el asesor del presidente estadounidense Steve Miller, conocido por sus posturas radicales contra los migrantes.
La condición fue aceptada y el halcón antiinmigrante y antimexicano no estuvo presente cuando entraron las dos delegaciones. Tomaron la palabra Trump y AMLO. Luego el vicepresidente Mike Pence y el canciller Marcelo Ebrard.
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Pese al veto, Miller sí entró a la cena pero prácticamente no habló con nadie.
Como jefe del equipo de Estados Unidos para enfrentar la pandemia, Pence ofreció ayudar a México si necesitaba algo. Ebrard le pidió ayuda para conseguir más pruebas diagnósticas del coronavirus y para asegurar que cuando exista una vacuna o se establezca un tratamiento efectivo, el gobierno mexicano tenga acceso rápido a ellos.
Hablaron el secretario de Comercio, Wilbur Ross, el representante comercial Robert Lighthizer y el asesor y yerno de Trump, Jared Kushner. Por México, el jefe de la Oficina de Presidencia, Alfonso Romo; la secretaria de Economía, Graciela Márquez, y la embajadora Martha Bárcena.
En el intercambio de regalos cada presidente llevó un bat de béisbol. López Obrador escogió para Trump uno decorado con arte huichol y una pelota, pero el bat sufrió daños durante el vuelo a Washington y perdió parte de la chaquira. La embajada de México lo resolvió gracias a un artesano que trabaja en la sede diplomática de México.
El propósito de evitar cualquier asunto que pudiese provocar tensión entre AMLO y Trump se cumplió limitando drásticamente la agenda de temas.
