Miembros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aclararon que la llegada de la nube de polvo del Sahara al país, no supone riesgos graves para la población.
Aún así, Luis Antonio Ladino Moreno, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) y Alejandro Aguilar Sierra, del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (LANOT) del Instituto de Geografía de la UNAM, recomiendan a la población el uso de cubrebocas como medida preventiva, ya que las partículas podrían ser respiradas.
Lee aquí: Nube de polvo del Sahara pasará esta semana sobre tres estados de México
De acuerdo con Ladino Moreno, usualmente esta nube de polvo se ubica entre cinco y siete kilómetros sobre el nivel del mar, por lo que no representa afectaciones mayores. Pero en caso de que descienda, las partículas pueden afectar la salud de las personas al ser respiradas.
Además, al disminuir la visibilidad, se podría llegar a la necesidad de cerrar aeropuertos y, debido a que inhibe la formación de nubes, podría afectarse el ciclo del agua, detalló la UNAM en un comunicado.
“La calidad del aire puede verse afectada en la Península de Yucatán. El llamado es a tener ciertos cuidados como usar cubrebocas y protegerse los ojos”, señaló.
Agregó que este tipo de fenómenos es normal y que cada verano, entre los meses de julio y agosto, estas nubes de polvo se dirigen hacia el Caribe para impactar en la península mexicana.
La diferencia es que este año la nube es muy grande y permanecerá aproximadamente cuatro días en la zona. Posteriormente, se moverá a través del Golfo de México y podría llegar a Texas, Luisiana, Alabama y Florida, en Estados Unidos.
Apuntó que desde hace 50 años no se veía una nube de polvo de esa magnitud en México, y durante su entrada a la Península de Yucatán el pasado 23 de junio, se registró un aumento considerable de partículas PM2.5 y PM10.
“Estamos experimentando un aumento del 800% y la pluma apenas está llegando. Es bastante significativo”, dijo.
Por su parte, Aguilar Sierra señaló que con ayuda del satélite GOES-16 de la NASA han dado seguimiento a éste y otros fenómenos atmosféricos, a fin de obtener información clave que ayude a comprender más este tipo de eventos.
“Actualmente podemos tener una detección más cualitativa de polvo, humo y una serie de fenómenos atmosféricos. Trabajamos con satélites de última generación y estos datos estarán disponibles para estudios más profundos”, señaló.
