Messi cumple la edad de Cristo convertido en D10s…

Lionel Messi. (Fotoarte: Alejandro Fortuna).
• El mejor futbolista del mundo y quizá de la historia, celebra 33 años en plenitud, con más de una década dominando el futbol e imponiendo toda clase de récords.

Un chico muy chico, de edad y estatura, con problemas de crecimiento y que le pega muy bien a la pelota (algo que tampoco es inhabitual a los 12-13 años) llega a Barcelona acompañado de su padre y de un agente que le consigue una prueba en el Barça. El Barça, el club donde jugó Maradona, el club que Johan Cruyff convirtió en referencia mundial. Casi nada…

La historia de Lionel Messi en Barcelona comenzó así y pudo acabar de sopetón si Carlos Rexach, un mito en el Camp Nou, no hubiera ido, parsimonioso como es él, a verle en un partido de entrenamiento, cansado de escuchar hablar del chiquito y le bastaron dos minutos para proclamar: “Fíchenlo ya”. 

Jorge Messi, nervioso, ya estaba pensando en tomar un avión con dirección a Madrid, harto de dos meses sin concretar nada, cuando Rexach y José María Minguella, el representante que en su día negoció la llegada de Maradona, de Stoichkov o de Rivaldo al Barça, le extendieron el famoso contrato en una servilleta de papel.

El primer ‘contrato’ de Leo en una servilleta.

Lo que en ese momento, 14 de diciembre de 2000, no era más que un mínimo apunte en los libros del club, acabó por convertirse en el momento más trascendental del Siglo XXI. Y concluyó con el chiquito convertido en el mejor futbolista que nunca vistió de azulgrana.

Lio Messi cumple este miércoles 33 años instalado ya en la eternidad. Futbolista monumental en el terreno de juego ha disfrutado de la fortuna de un entorno pausado que dirigió su carrera deportiva con mimo especial, sin dejarse llevar por reacciones instintivas y estudiando al detalle todos sus pasos.

No ha estado exento de escándalos al ver su nombre relacionado con el blanqueo de capitales y tenerse que enfrentar a la justicia española por defraudar a Hacienda, asunto por el que tuvo que abonar una multa cercana a los 60 millones de dólares… 

Pero al margen de esos sucesos, que siempre entendió, y proclamó responsabilidad de asesores externos que él desconocía, su vida en España, en Cataluña, no ha tenido grandes sobresaltos.

La evolución de ‘La Pulga’.

EL CRECIMIENTO

“Déjenle, el chico es diferente”. Xavi Llorens, su primer entrenador en categoría infantil, tuvo que lidiar con varios responsables deportivos de la cantera del Barcelona en sus dos primeros años de azulgrana. 

Alex García, nombrado hace pocos días jefe de observadores del club, fue uno de los aliados de Llorens, argumentando que la filosofía del rondo, del futbol de posición, del juego al primer toque del Barça no debía encorsetar a un chaval diferente a todos.

“Necesita libertad, mostrarse. Y debemos estar a su lado para acompañarle, no para coartarle”, defendió García cuando le dirigió, junto a Piqué y Cesc Fàbregas, en el equipo cadete. Entonces, en 2002, a Messi ya se le conocía en todos los campos catalanes en los que aquel equipo exhibía una calidad espléndida y él, un pequeñín entrometido, provocaba admiración indisimulada.

Ascendido al juvenil, cuidado con esmero por los responsables de la cantera que le ocultaban del plano mediático (“¡qué suerte tuvimos de que no existieran las redes sociales!”, llegó a advertir un fisioterapeuta del club que ha comprobado cómo la globalidad en la red puede descentrar a cualquiera) y sin dar de qué hablar más allá del campo, un buen día, en noviembre de 2003, llegó la primera señal: “Te vas a Oporto con el primer equipo”.

Messi, muy joven en el Barça. (Foto: Shutterstock).

EL ASCENSO

Fue su padre quien se lo anunció, intentando disimular los nervios del momento. “Me dijo mi padre que me llevaban a Oporto el jueves. Le había avisado Josep Colomer (entonces director del futbol base del Barça) que quizá iría”, recordó años después el propio Messi, quien conoció oficialmente su elección de boca de Pere Gratacós, otro personaje ilustre en el futbol base del Barcelona, y que fue quien se lo dijo, así tal cual, dos días antes de que el Barcelona jugase frente al Porto con motivo de la inauguración del nuevo estadio del club portugués, siete meses antes de la Eurocopa de 2004.

Junto a cuatro chavales más del futbol base, Messi se embarcó en un avión “y casi ni abrió la boca. Era tan callado que no sabías si estaba eufórico como nosotros o asustado”, rememoró años después Manel Expósito, hoy entrenador en Bélgica y compañero suyo en aquella aventura.

Messi, con 16 años, viajó a Portugal junto a otros jovenzuelos del juvenil azulgrana que nunca habían subido al avión del primer equipo, dirigido entonces por Frank Rijkaard y capitaneado por Luis Enrique. De hecho, Lio ni había tenido la oportunidad de entrenar con los mayores…

Y allí se fue, sentado en una esquina del banquillo permaneció hasta que Rijkaard (que solo le conocía de oídas) le ordenó entrar en el campo a los 75 minutos en lugar de Fernando Navarro. Aquel 16 de noviembre de 2003 empezó todo.

Con uno de sus seis Balones de Oro. (Foto: Shutterstock).

EL IMPACTO

No le costó mostrar su talento al rosarino, capaz de generar en tan solo 15 minutos dos buenas ocasiones de gol que no pasaron inadvertidas para Rijkaard. 

“Se ve que tiene calidad, que es un chaval con un futuro prometedor”, aseguró el holandés, quien, de entrada, le devolvió al Miniestadi, a seguir formándose y sin querer correr más de la cuenta.

Once meses transcurrieron, once meses justos, hasta que el 16 de octubre de 2004, en un derbi jugado en Montjuïc, Rijkaard tomó la decisión de, entonces sí, darle el espaldarazo oficial con los mayores. 

En aquel estadio donde Carl Lewis o Michael Johnson habían hecho historia durante los Juegos Olímpicos de 1992, se inició definitivamente la carrera de Messi en el primer equipo azulgrana, entrando en el césped en la recta final del duelo contra el Espanyol en lugar de Deco, el portugués que se convertiría con el paso de los meses en uno de sus mejores consejeros deportivos.

No fue el de Lio un impacto inmediato, un amor a primera vista, una catapulta a la genialidad… Fue entrando con cautela en los planes del entrenador y sumó nueve partidos oficiales en el primer equipo aquella temporada 2004-05, disfrutando de su primer gol en primavera, contra el Albacete y ya apadrinado personalmente por Ronaldinho, en aquel entonces la estrella más rutilante del equipo azulgrana.

El 23 de junio de 2005, un día antes de cumplir los 18 años, Messi firmó su primer contrato profesional con el Barcelona. Joan Laporta, el entonces presidente, entendió indispensable asegurar la permanencia de aquella joya y acordó con su padre un contrato por cinco años. Ni sospechaba que apenas tres meses después esa firma ya estaría caduca.

Lio la rompió en el Mundial juvenil y explotó en toda la extensión de la palabra el 24 de agosto de 2005, durante la disputa del famoso torneo Joan Gamper contra la Juventus, mientras entre bastidores, su padre discutía con los representantes de Barça y Espanyol una cesión al equipo periquito.

Rijkaard lo frenó todo, hasta la solicitud de Capello de llevarlo a la Juventus, y decidió que iba a ser una pieza a tener muy en cuenta en sus planes. Todo estaba escrito a partir de ahí.

En Brasil 2014 fue Subcampeón del Mundo con la albiceleste. (Foto: Shutterstock).

LA ETERNIDAD

Desde aquel verano de 2005 y hasta hoy, pendiente de acordar su última, o no, renovación, Lionel Messi ha firmado hasta ocho nuevos contratos con el Barcelona, producto de un crecimiento sin límites en el terreno de juego que le han convertido en santo y seña del mejor Barça de la historia.

Tras la gloria de la Champions en París, cuya final no jugó por estar recuperándose de una lesión, sufrió el derrumbe del proyecto de Rijkaard y fue auxiliado, quizá sin saberlo directamente, por la llegada de Guardiola al banquillo en 2008, variando todos sus hábitos alimenticios y de preparación para pasar de ser una estrella, demasiado a menudo lastimada por las lesiones, a ser un deportista total.

Ahí permanece, convertido en eterno y mostrando a propios y extraños que no hay nada vetado para él. Campeón de Liga en 10 ocasiones, en cuatro de la Champions y poseedor de todos los récords que se puedan imaginar, la historia reciente del Barcelona no se podría entender sin su presencia.

¿Qué más quieren de Messi? Máximo goleador de la historia del club, máximo anotador de la Liga española, coleccionista principal del Balón de Oro y sublime personaje en el futbol, Lionel Messi cumple los 33 años con mucho que decir.

“Queda menos por delante que por detrás. Ya se va acercando el final”, admitió hace algunos meses, consciente de que el reloj del tiempo no se detiene por nadie y sabedor de la necesidad de ir dosificando esfuerzos con mucha mayor cautela de lo que hacía una década atrás… Pero, ¿quién se atreve a ponerle fecha de caducidad?

En Barcelona, nadie. El club se entiende a través suyo porque, sin él, estos últimos 15 años no habrían tenido la espectacularidad que él le ha regalado. 

“Este es un pequeño paso para un hombre pero un gran salto para la humanidad”, dijo Neil Armstrong cuando pisó la superficie de la Luna el 21 de julio de 1969… El 14 de diciembre de 2000, Rexach o Minguella bien podrían haber trasladado la frase en clave azulgrana.

Una pequeña firma que se convirtió en un gran salto para el Barça.

Comparte esta nota