Zinedine Zidane, el ‘Monsieur’ del futbol, cumple 48 años

• Zizou, el héroe del Mundial de 1998, Balón de Oro, protagonista del mayor traspaso de la historia y la estrella más rutilante del Madrid Galáctico, está de festejo.

Zinedine Zidane celebra este martes 48 años haciendo cuentas. Las cuentas que necesita el Real Madrid para conquistar una Liga que sospecha peleará hasta el último día con el Barcelona y que sería, para él, el colofón extraordinario de una temporada tan atípica como ha sido su historia en el banquillo blanco, al que llegó de casualidad para convertirse en leyenda indiscutible.

Una leyenda que empezó a forjar en las filas del modesto Caen, en el que comenzó su carrera después de, siendo un niño, enamorarse de un tal Enzo Francescoli desde las gradas del Velodrome de Marsella. Aficionado declarado del Olympique de Marsella, no pudo tener mejor ídolo. Y así se entiende que su futbol tuviera como espejo al uruguayo. Hasta el punto que su hijo mayor se llama Enzo…

No existe en la historia del futbol un entrenador que tras debutar en Primera División alzara tres títulos de Champions consecutivos… Pero tampoco se sabe de ninguno capaz de proclamar que le dio mayor mérito a la conquista de una Liga (temporada 2016-17), que al título máximo en Europa, considerado el ‘Santo Grial’ en el Bernabéu.


Es Zidane un tipo que no se deja llevar por el discurso marcado, por las modas o por la popularidad de tal o cual momento, jugador o dirigente. Mucho menos periodista, gremio con el que ha logrado mantener las distancias con una sonrisa disimulada pero socarrona, entendiendo que pocos, muy pocos, merecerían su confianza después de una larga carrera en el primer plano.

Héroe del Mundial de 1998, Balón de Oro, protagonista del mayor traspaso de la historia, estrella más rutilante del Madrid Galáctico, integrante de la Juventus acusada de dopaje (admitiendo en primera persona haber tomado creatina para aumentar la fuerza y potencia muscular), expulsado en el último partido de su carrera (la Final del Mundial de 2006), icónica imagen del gol que le valió al equipo blanco la Champions en Glasgow… Zidane, considerado el mejor futbolista que ha dado Francia, por encima de Platini, forma parte de un reducido grupo de personajes que trasladaron del campo al banquillo su condición de número uno. No un éxito cualquiera, sino mayúsculo.


Es un comentario generalizado que como en su día hiciera Beckenbauer en Alemania, Zizou está llamado a ocupar el banquillo de la selección francesa después de haberse convertido en santo y seña del madridismo. Quizá lo que no se sabe es que, los renglones torcidos de este deporte, las casualidades y decisiones de terceros, pudieron haber hecho que su carrera fuera otra. De otro color.

EL ELEGIDO


¿Sabían que Zidane pudo ser futbolista del Barcelona? No es una broma, no. Tampoco un simple chisme o especulación sin fundamento porque en los primeros meses de 1996, cuando con 23 años ya era el crack indiscutible en el Girondis de Burdeos, un colaborador de Johan Cruyff, entonces entrenador del Barça, contactó con él para hacerle saber del interés del holandés para que liderara el proyecto de futuro azulgrana.

El Girondins nunca llegó a recibir una propuesta de traspaso desde Barcelona porque en la primavera de aquel 1996 Cruyff, santo y seña en el Camp Nou, fue despedido por los dirigentes catalanes y su lista de fichajes fue olvidada en un cajón para, de inmediato, ser señalado en Turín por Giovanni Agnelli, maravillado con aquel joven llamado a heredar la majestuosidad de Platini.

“Ni lo dude” le conminó Platini al dueño de la Juventus, que en un abrir y cerrar de ojos cerró su fichaje por cerca de 6 millones de dólares. Sustituyó en la Vecchia Signora al portugués Paulo Sousa y en un santiamén confirmó todas las expectativas creadas a su alrededor. Seis títulos en cinco temporadas, resistiéndose solo la Champions y conquistando dos Scudettos en una época en la que el Calcio disfrutaba de una igualdad que no existe en la actualidad, adornaron su palmarés hasta que en el verano de 2001, de improviso, su carrera dio un giro inesperado.

Una cena en Montecarlo, a principios de de junio de 2001, fue el primer capítulo de su llegada al Bernabéu. Florentino Pérez, que un año antes había estrenado con Luis Figo el Madrid de los Galácticos, se las ingenió para sentarse en su misma mesa y como quien no quiere la cosa le entregó una servilleta en la que, escrito en francés, le preguntaba si le gustaría jugar en el Real.

“Oui” respondió simplemente Zidane… Y el 10 de julio de aquel año fue presentado como jugador blanco gracias a un traspaso record de 80 millones de dólares. Lo que pasó a partir de ahí ya es historia. En su primera temporada logró, por fin, la Champions con la legendaria volea de Glasgow y hasta su marcha, en el verano de 2006, sumó 227 partidos oficiales en los que alcanzó la consideración de máxima estrella de un equipo al que la eclosión de Ronaldinho en el Barça evitó sumar más trofeos.


Retirado y apartado del escenario hasta que en 2009 regresó al club blanco como asesor de la presidencia, en 2013 se convirtió en entrenador asistente de Carlo Ancelotti, conquistando la Champions en Lisboa y haciéndose cargo en el verano de 2014 de la dirección del Real Madrid Castilla, el filial.

Sus números no fueron espectaculares (26 victorias y 14 derrotas en 57 partidos) pero su consideración de mito provocó que en enero de 2016 Florentino Pérez, cuando decidió el despido de Rafa Benítez, le ascendiera al primer equipo.

Y ya se sabe. Tres Champions consecutivas, amén de una Liga que celebró como su mayor éxito, dos Supercopas de Europa, dos Mundiales de clubs… Una colección de títulos que catapultaron a la categoría de leyenda en el banquillo por encima, incluso, de la que tuvo como jugador. Y al que volvió en marzo de 2019,

en una arriesgada apuesta y sustituyendo a Julen Lopetegui, para acabar con el reinado del Barça en la Liga (no lo consiguió en su primer curso y lo trabaja en el segundo) y recuperar el cetro continental, circunstancia aún más difícil a la vista de su eliminatoria frente al Manchester City.

Gane más o no lo haga, Zidane es, por derecho propio, uno de los mejores embajadores del fútbol mundial. Desde que en 1989 debutó con el Caen, Zizou ha conquistado, con 48 años, la eternidad.

¿Has escuchado su canción?


La banda australiana, Vaudeville Smash alcanzó el éxito internacional después de que en el 2014 colaboró ​​con el comentarista deportivo Les Murray en una canción homenaje para Zizou.

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