Gobierno de México, bajo la lupa por falta de aplicación de pruebas de Covid

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Foto: Reuters

México decidió atravesar el brote de Covid-19 insistiendo en que podría vencer a la pandemia sin pruebas masivas, pero a medida que las muertes aumentan tras salir lentamente de dos meses de confinamiento, tanto los partidos de oposición como los aliados del presidente Andrés Manuel López Obrador, ha roto con la estrategia gubernamental.

La cara visible de la lucha contra la pandemia en el país, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, evitó repetidamente las pruebas masivas, argumentando que se hizo un mejor uso de los recursos para, entre otras cosas, incrementar el número de camas para los pacientes del virus.

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Sin embargo, a medida que aumentan las muertes y los casos, el funcionario ha pospuesto su estimación de cuándo llegará la pandemia a su punto máximo, lo que llevó a los estados controlados por la oposición a realizar más pruebas para ver hasta qué punto se ha propagado el virus.

Incluso, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha insinuado que avala el aumento de las pruebas.

“¿Cómo puedes terminar una cuarentena si no tiene datos claros y el número de muertos continúa al alza?”, se preguntó Lorena Villavicencio, diputada de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), cuyo líder en el Senado, Ricardo Monreal, es una de figura entre quienes han pedido más pruebas.

La incertidumbre sobre la pandemia ha ayudado a galvanizar a la oposición. Y el uso cada vez mayor de instalaciones médicas privadas para aumentar la capacidad de pruebas ha significado que los datos federales de Covid-19 ya no reflejan completamente la situación en México.

Con más de 18 mil muertos, México tiene la séptima cifra más alta de decesos relacionados al Covid-19 en el mundo, y una de las tasas de pruebas más bajas entre las principales economías.

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El 3 de junio, dos días después de que comenzó una salida gradual del confinamiento, México registró su mayor número de muertes diarias, mil 092, que autoridades imputaron a una actualización de muertes previas no registradas.

A la mañana siguiente, López Obrador recordó que la estrategia del gobierno fue ideada por López-Gatell y el ministro de Salud, Jorge Alcocer.

“La conducción de todo el proceso para enfrentar la pandemia quedó en manos de ellos”, dijo. “No fueron los políticos los que decidieron sobre el qué hacer. Todas las etapas las fueron diseñando ellos, nos ajustamos todos a sus recomendaciones”.

Ante esta situación, los estados gobernados por la oposición en el norte y centro de México trabajaron para compartir información, incluso, con el sector privado.

En abril, los ejecutivos de la automotriz coreana, Kia, en la ciudad de Monterrey, pusieron en contacto a funcionarios del estado de Nuevo León con médicos surcoreanos que ya habían atendido la pandemia en su país.

Más tarde, Nuevo León trajo a colegas de los estados vecinos de Tamaulipas y Coahuila a las sesiones de entrenamiento.

Aumentan pruebas con sector privado

Con ayuda del sector privado, los estados Nuevo León y Coahuila han realizado más de 40 mil pruebas y confirmado 3 mil casos no reportados por las cifras federales, según registros oficiales.

El recuento federal omite algunos datos de pruebas privadas porque incluyen en su cuenta a los portadores asintomáticos, dijo José Luis Alomía, director de epidemiología de la Secretaría de Salud de México.

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La semana pasada, el recuento federal sobrepasó las 12 mil pruebas por día por primera vez, triplicando las cifras de principios de mayo, cuando algunos países europeos estaban testeando a un ritmo de 100 mil pruebas diarias.

La Ciudad de México, una de las más pobladas del mundo y administrada por Morena, también está haciendo más pruebas para ayudar a rastrear casos y aislar a los portadores asintomáticos, dijo la secretaria de Salud de la capital, Oliva López.

“Estamos tomando alrededor de mil pruebas diarias y queremos incrementar a 2 mil 700”, dijo a Reuters. “Podemos llegar a ese número en el transcurso de un mes. Es la meta”.

López-Gatell, sin embargo, insiste en que lo importante no es la cantidad de pruebas, sino cómo se usan.

“No existe ninguna conexión científica, lógica, automática, entre el número de pruebas y el éxito del control (del virus)”, aseguró la semana pasada.

Pero ese no es el mensaje que ha enviado la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni su brazo en el continente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

México no proscribe, pero no alienta pruebas

“Tenemos la necesidad urgente de ampliar las pruebas“, dijo recientemente Carissa Etienne, directora de la OPS. “No tomen las decisiones en la oscuridad. La vigilancia es la herramienta más valiosa para orientar nuestras acciones de salud pública”.

Inicialmente, la burocracia federal tardó en dejar que las instalaciones de salud privadas evaluaran, dijo Guillermo Torre, rector de TecSalud, el sistema de salud de la Universidad Tecnológica de Monterrey: “(Conseguir) el sello que te permite hacer las pruebas fue una verdadera molestia”, opinó.

Sin embargo, el doctor José Ignacio Santos, secretario del Consejo de Salubridad General (CSG), el ente que se encarga de diseñar la política de salud del país, defendió la estrategia gubernamental de realizar menos tests.

“México no está proscribiendo el uso de pruebas, no está alentándolas”, dijo a Reuters.

Con información de Reuters

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