OPINIÓN. La ‘moral distraída’ del futbol mexicano

Renato Ibarra, futbolista del América. (Foto: Mexsport).
• Renato Ibarra, acusado de violencia familiar, ya fue reincorporado al América; Billy Álvarez y compañía, investigados por varios delitos, siguen al frente de Cruz Azul; y hasta Gustavo Matosas, luego de ser exhibido por pedir ‘moches’ en transferencias de futbolistas, ya regresó a México.

“Lo que pasa en el futbol no es necesariamente un reflejo fiel de la sociedad, pero se desprende de ella. Entonces, una sociedad mexicana especulativa, corrupta, con impunidad y que no tiene rendición de cuentas, obviamente se parece al futbol”.

La frase corresponde al escritor mexicano Juan Villoro y sirve para describir al balompié nacional de hoy, de ayer y probablemente al de muchos mañanas.

En tiempos de pandemia hay cosas que no cambian en México y una de ellas es el futbol. A los dueños de los equipos les importa el negocio por encima de todo y no solo están pensando cómo van a recuperar el dinero perdido luego de la cancelación del Clausura 2020, sino qué más deben hacer para sacarle todo el jugo posible al torneo venidero… Así sea a costa de desaparecer una Liga (Ascenso MX) o inventar un Repechaje (12 de 18 clasificarán para competir por el título).

Pero los antes descritos son temas menores, pues para nadie es un secreto que el desarrollo deportivo ocupa un segundo o tercer plano, mientras una Liga como la mexicana, y desde luego la Selección, sigan siendo un producto atractivo para el consumidor, más allá de su medianía.

DE TEMAS MENORES AL DESCARO

En esta cuarentena se han presentado tres casos que retratan la ‘moral distraída’ del futbol mexicano: Renato Ibarra, que pasó una semana en el Reclusorio acusado de tentativa de feminicidio, tentativa de aborto y que enfrenta un proceso de violencia familiar, ya fue reincorporado al América, así lo niegue un millón de veces Miguel Herrera. Desde la cuarentena el ecuatoriano participó en las dinámicas grupales y charlas del equipo a través de videoconferencias.

Ahora el club analiza si debe sumarlo o no de lleno para que inicie la pretemporada al parejo de sus compañeros, pese a que en su momento lanzó un comunicado condenando sus actos y separándolo de forma “definitiva” de la institución.

Por otro lado, hace algunas semanas se hizo pública la investigación a los hermanos Guillermo y Alfredo Álvarez Cuevas, así como Víctor Garcés, todos ellos altos jerarcas de Cruz Azul, quienes están señalados por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, delincuencia organizada, y acusados de lavado de dinero por 1,200 millones de pesos.

Sin embargo, al ser cuestionado sobre la mala imagen que representa para el balompié azteca que directivos de sus clubes estén inmersos en escándalos legales, el titular de la Liga MX, Enrique Bonilla, casi casi elogia a Billy Álvarez, al asegurar que “está dando la cara y presentando las pruebas de descargo”, al tiempo de confirmar que el directivo conserva sus facultades como presidente de La Máquina.

Y por si faltara algo más: el equipo Club Veracruzano de Futbol Tiburón, de la naciente Liga de Balompié, anunció el domingo pasado la contratación de Gustavo Matosas como su presidente deportivo. Sí, el uruguayo que hace siete meses fue despedido del San Luis tras hacerse públicos unos audios en los que quedó exhibido por pedir su ‘tajada’ en las transferencias de jugadores durante su etapa en el León. 

Todavía no empiezan y ya empezaron mal, tanto el equipo como el experimento de competición que no tiene aval de la Federación Mexicana de Futbol.

¿Qué tienen en común los tres casos expuestos?

Fácil: que en el futbol mexicano no pasa nada y todo es posible. Nada pasa si un futbolista presuntamente golpeó a su esposa, pues como su nivel en la cancha es bueno, seguramente si no es en el América, otro equipo en México lo va a contratar.

No pasa nada si el presidente de uno de los clubes más importantes del país está bajo una investigación, sus cuentas bancarias fueron congeladas y se le acusa de delitos mayores.

Y menos pasa si un técnico que fue cachado pidiendo su ‘moche’ en la compra-venta de futbolistas, ahora regresa al país y con un cargo directivo. Total, eso de las ‘comisiones’ para los entrenadores es algo común, aunque no se había hecho público de una manera tan explícita.

Y no se trata de condenar a nadie o hacer juicios de valor; sin embargo, el futbol azteca tuvo hasta tres oportunidades para lanzar un mensaje contundente en el que promoviera la integridad de las personas y valores como la honestidad y el respeto, por ejemplo: Renato Ibarra NO juega más en México; Gustavo Matosas NO puede ejercer cargo alguno en ningún equipo del balompié nacional sea la Liga que sea; y Billy y compañía están imposibilitados para seguir siendo los representantes de Cruz Azul…

Nada sucedió. Y como bien describe el maestro Villoro: “una sociedad mexicana especulativa, corrupta, con impunidad y que no tiene rendición de cuentas, obviamente se parece al futbol”.

Autor | Daniel Montes de Oca

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