Las protestas en Estados Unidos arrancaron como una expresión de indignación y rabia tras la muerte de un afroamericano a manos de un oficial, pero poco a poco comienzan a llevar a algunas exigencias, una de las principales es reducir el presupuesto de la policía.
“Quitenle fondos a la policía”, han dicho manifestantes en varias ciudades del país.
El lema aún abarca todo un espectro de propuestas, algunas de ellas radicales. Pero por ahora, es una idea tan amplia que ha conseguido unir a miles de manifestantes.
Algunos reclaman una reorientación de los recursos públicos, con menos dinero para las fuerzas de seguridad y más para programas de educación o para combatir la pobreza, entre otros. Mientras tanto, otros quieren ir mucho más allá y buscan el cierre de los departamentos de policía.
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El concepto no es nuevo, pues grupos de activistas lo manejan desde hace años como la mejor respuesta a la violencia policial. Pero tras la muerte de George Floyd en Minneapolis, resuena con fuerza en las manifestaciones.
Las reformas no son suficientes
Detrás del movimiento está la creencia de que las reformas dentro de las fuerzas de seguridad, en las que se ha centrado el debate durante los últimos años, no son suficientes.
“La única forma en la que vamos a acabar con estos ciclos interminables de violencia policial es creando alternativas a la vigilancia policial”, señalaron Philip V. McHarris, experto en asuntos raciales y Thenjiwe McHarris, de la organización Movement for Black Lives en un artículo de The New York Times.
“Porque incluso en una pandemia en la que los afroamericanos han muerto desproporcionadamente por el coronavirus, la policía sigue matándonos”, agregaron.
Ambos afirman que el llamar a policía puede ser una “sentencia de muerte” para los afroamericanos. Esa situación, dijeron, lleva a muchos a considerar si llamarlos cuando tienen una emergencia.
“Más entrenamiento o más diversidad entre los oficiales no va a terminar con la brutalidad policial. Tampoco lo va a hacer despedir a determinados oficiales”, advirtieron. El Departamento de Policía de Minneapolis, responsable de la muerte de Floyd, está considerado este tipo de políticas.
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Muchos manifestantes creen que recortar los generosos presupuestos de la policía y hacer que los agentes se ocupen de responder a menos situaciones puede ser una solución que además liberará fondos para programas sociales que reducen el crimen.
Pero otros invitan a “reimaginar” las fuerzas del orden y, los más ambiciosos, directamente a “abolirla”.
Un futuro sin policía
Ese concepto, que para muchos suena a fantasía, puede no serlo tanto. El domingo, la mayoría del concejo municipal de Minneapolis anunció su compromiso de desmantelar el departamento de policía de la ciudad.
La idea es que este cuerpo sea reemplazado por un modelo de seguridad pública basado en la comunidad. Trabajadores sociales, médicos y otros expertos tendrían que responder a distintas situaciones que hasta ahora estaban en manos de los policías.
Las protestas han tenido efecto en las dos mayores ciudades del país
El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, anunció la semana pasada un recorte al presupuesto policial de 150 millones de dólares. Destinarán esos recursos a comunidades afroamericanas y latinas.
En Nueva York, el alcalde también adelantó su intención de quitarle fondos a la policía y usarlos en programas para la juventud. También anunció que los agentes dejarán de ser los encargados de vigilar el comercio callejero, pasando la responsabilidad a una agencia civil.
