Las calles de Estados Unidos registraron mayor tranquilidad el miércoles, luego de que la muerte de George Floyd desencadenó una semana de manifestaciones y disturbios, en contra de los abusos de la policía y las injusticias que viven los afroamericanos.
Los toques de queda y los esfuerzos de los propios manifestantes impidieron que hubiera mayores daños a los negocios en Nueva York y otras ciudades.
Los neoyorquinos nuevamente fueron a las calles a apoyar el movimiento Black Lives Matter y en protesta por el racismo. Se organizaron en marchas desde diversos puntos de la ciudad con el objetivo de concentrarse en la residencia del alcalde Bill de Blasio.
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A las 16:00 horas y al grito de “sin justicia no hay paz”, cientos de personas paralizaron el tráfico en el centro de Nueva York y recibieron el apoyo de conductores y vecinos.
Entre más tarde se hacía, más claro estaba que varios neoyorquinos permanecerían manifestándose pese al toque de queda, que inició a las 20:00 horas. La policía tuvo que impedir que la gente cruzara el Puente de Brooklyn y comenzó a golpear y a detener a algunos individuos.
Los arrestos en todo el país acumulan más de 9 mil desde que se produjeron actos de vandalismo, incendios intencionales y disparos en reacción a la muerte de Floyd en Minneapolis el 25 de mayo.
Más de tres centenares de vehículos recorrieron el miércoles el sur de Florida para honrar la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía.
Un coche fúnebre lideraba la marcha en la ciudad de Miramar, a poco más de 30 kilómetros de Miami, a la cual se unieron el alcalde Willian Messam y el alguacil Dexter Williams.
Hubo protestas en otros puntos del país, como Los Ángeles, Miami, Columbia y Houston, donde el jefe de policía habló con manifestantes pacíficos y prometió reformas.
Protestas en Washington D.C.
Miles de manifestantes volvieron a congregarse este miércoles en la capital del país, cerca de la Casa Blanca, mientras decenas de agentes con vestimenta militar llegaban al centro en autobuses, casi cuatro horas antes del toque de queda.
Una multitud mucho más numerosa que la del día anterior se congregó por la tarde en el centro de Washington D.C. La policía local trazó un nuevo perímetro de seguridad alrededor de la Casa Blanca. Sin embargo, no se colocó la valla de más de dos metros que este martes les separaba de las fuerzas de seguridad.
Poco después de las 19:00 horas (23:00 GMT), llegaron media docena de autobuses a los alrededores de la residencia. De cada uno de ellos empezaron a bajar más de 50 soldados vestidos con uniforme militar de camuflaje y escudos antidisturbios.
