Francia, Italia y Bélgica actuaron para frenar el uso de la hidroxicloroquina para el tratamiento de pacientes que sufren de Covid-19, en medio de dudas sobre la seguridad del fármaco contra la malaria.
El miércoles, Francia canceló un decreto que permitía a los doctores en los hospitales dispensar la medicina, y tampoco deberá utilizarse en los hospitales para los pacientes internados. La única excepción serán los ensayos clínicos.
También puedes leer: Confinamiento agrava brotes de enfermedades de transmisión sexual en Canadá
Mientras que la Agencia Italiana del Fármaco (AIFA) suspendió la autorización del uso de hidroxicloroquina para tratar el COVID-19, a excepción de los ensayos clínicos.
La agencia médica belga advirtió contra el uso del medicamento para tratar el virus, excepto en el caso de ensayos clínicos registrados ya en marcha.
Según dijo, las pruebas que buscan evaluar el fármaco también deberían tener en cuenta riesgos potenciales.
El decreto en Francia modifica otro del 26 de marzo que permitía utilizar la hidroxicloroquina en casos graves de Covid-19 en los hospitales, siempre y cuando hubiera una decisión colegial de los facultativos y una “vigilancia médica estricta”.
Las autoridades de salud de Francia justificaron el cambio citando al Alto Consejo de Sanidad Pública. Este órgano consultivo considera que, con los datos disponibles, no solo no está demostrado que el fármaco funciona para combatir el coronavirus, sino que además puede representar un riesgo.
Un estudio publicado en la revista médica británica The Lancet encontró que las tasas de mortalidad y los latidos cardíacos irregulares aumentaron entre los pacientes que recibieron hidroxicloroquina.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), que recientemente anunció que suspendería el uso del medicamento en un ensayo clínico, prometió el martes una revisión acelerada de los datos sobre la hidroxicloroquina. Dijo que espera definir su efectividad para mediados de junio.
Con información de agencias.
