“Covid-19 aventó a los maestros al ruedo sin herramientas”: profesores padecen las clases en línea

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Foto: Reuters

Por Daniela Cervantes y Juan Pablo Hierro

Su trabajo como docente se ha duplicado. De hecho, la maestra Josefa Aliseda cuenta que la llegada de la pandemia del Covid-19 “aventó a los maestros al ruedo sin herramientas”.

“Yo jamás había dado una clase en línea. Jamás. Jamás había hecho exámenes en línea y mucho menos había revisado un trabajo de manera virtual.”

Aliseda tiene 32 años en la docencia. En el Centro Escolar del Tepeyac, donde labora actualmente, cumple 27 años trabajando como profesora de Literatura, pero antes trabajó en la Universidad Iberoamericana y otra escuela más.

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Este 2020, la forma de dar clases, en escuelas públicas y privadas, cambió radicalmente. A paso forzado, niños, niñas y adolescentes tuvieron que adaptarse a tomar clases en línea desde sus casas y comenzar así una “nueva realidad”.

La maestra Aliseda comienza su jornada laboral a las 7:00 de la mañana y termina a las 11:00 de la noche. “Tengo que calificar los ensayos de los alumnos y, al mismo tiempo, checar que los estudiantes no se copien. Recuerdo una vez, me tardé hasta tres horas revisando un trabajo. ¡Es que estaba segura que ya lo había leído antes! Abrí cada presentación, cada trabajo y, en total, me llevó tres horas”.

El pasado 13 de mayo, Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública, aseguró que el regreso a clases será hasta el momento en que sea seguro para toda la comunidad escolar. “Sólo abriremos con semáforo verde”, dijo.

“Cuando sea oportuno cerraremos el ciclo con una etapa presencial de evaluación, diagnóstico y planeación de un esfuerzo para remediar el próximo ciclo escolar”, concluyó.

¿Un cambio de modelo que no funcionará a largo plazo?

Esta manera de aprender no funcionará a largo plazo, especialmente tomando en cuenta que los alumnos más pequeños aún requieren de sus padres para conectarse y acudir a clase, afirma Cecilia Villa. 

Villa, maestra del Colegio Monteverde, piensa que esto no va a ser sostenible cuando los padres retomen sus actividades laborales y ya no puedan darles ese acompañamiento.

Admite que con el cambio a las plataformas digitales se ha incrementado la carga de trabajo notablemente.  “En un salón con 30 niñas, puedes contestar una duda y 30 personas lo oyen. Cuando es virtual, pues la realidad es que (…) te pueden llegar 14 correos con la misma pregunta”, expresa.

Ella cambió el material que tenía planeado utilizar en el aula para adaptarlo a la plataforma digital, así como sus criterios de evaluación “porque ésta es una situación extraordinaria”. 

Las dificultades que implicó el cambio quizás fueron menores este ciclo escolar dado que muchos docentes ya habían cubierto la mayoría de sus temarios -hasta en un 80% de acuerdo con el secretario de Educación-. Pero el próximo semestre, dice Guadalupe Portal, maestra en la Universidad Iberoamericana (UIA) de la Ciudad de México, “no va a ser tan fácil”. 

“Las clases en línea son muy cansadas”, declara Portal. “Es un poquito más complicado mantener la atención de los alumnos y ellos también se cansan mucho porque tienen varias horas del día en línea”. 

La materia de psicología, que ella imparte normalmente, incluye prácticas en el campo, “ir a un lugar a trabajar con personas” que están “en situaciones de riesgo socioemocional”. Van a cárceles u hospitales. Pero con la llegada de la pandemia, ya no se pudo seguir.

“En el periodo de otoño, es probable que no podamos ir a estos escenarios. Ahí sí se van a perder los alumnos y pues se sienten enojados, decepcionados de no poder continuar”.  

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No hay una formación didáctica de los profesores para la educación remota

Verónica Arroyo, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de Azcapotzalco adscrita a la división de Ciencias y Artes para el Diseño, como la gran mayoría de docentes en México, ha tenido que cambiar rápidamente el modo en el que da clases. 

El reto, asegura, es que los maestros sean lo bastante sensibles para dar “este paso tan fuerte en la educación” que ha representado la pronta transición a las aulas virtuales. 

“Tenemos que esgrimir todas nuestras herramientas didácticas, pedagógicas y de paciencia para poder dar este giro a la educación que ya era tan necesario en nuestro país”, dice esta maestra desde hace más de 27 años.

“Esto nos empuja a todos”, afirma. El problema es que hay varios maestros a los que, por su edad, les resulta difícil adaptarse a esta nueva modalidad.

“Realmente todavía no hay una formación didáctica de los profesores de cualquier nivel que esté sustentada en la educación a distancia o la educación remota“, dice el maestro Gilberto Sven Binnqüist, jefe de Departamento de la División Ciencias Biológicas y de la Salud UAM-Xochimilco.

Explica que “una cosa es dar una cátedra o conferencia a través de Zoom o Meet y otra cosa es crear un entorno de aprendizaje para que el alumno no solamente te vea, sino interactúe con contenidos, con materiales”.

Para Binnqüist Cervantes el reto que presentará la educación en México después de la pandemia del Covid-19 “es que las instituciones tanto públicas como privadas tienen que considerar que la educación virtual o a distancia es una realidad. Se le tiene que dar el peso, lo que significa darle la prioridad en la formación, capacitación y en la tecnología”. 

El profesor considera que el Covid-19 ha obligado a establecer una nueva forma de enseñar, habrá que esperar un tiempo para evaluar la calidad de este este método de aprendizaje.

Por ahora, detrás del monitor de la computadora, el maestro Binnqüist espera a que sus alumnos se conecten a su clase. Primero vigila quiénes están conectados. Después repasa los nombres de cada alumno y alumna y, entonces, está listo para comenzar. 

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