La vida de un crack de barrio que se refugió en la ‘talacha’

La ‘talacha’ se juega en todo tipo de campos.
• Cristian Díaz jugó en Cruz Azul y en Selecciones Mexicanas con límite de edad, y como muchos futbolistas tuvo el sueño de llegar a Primera División... Él no se lastimó la rodilla, pero no logró su objetivo, y ahora es entrenador y ‘talachero’, oficio que mueve miles y miles de pesos en México y que hoy también está golpeado por el coronavirus.

Por Daniel Montes de Oca

Cristian Ángel Díaz Pérez tiene 28 años, de los cuales 22 los ha dedicado al futbol.

Muy temprano descubrió su amor por la pelota, y con apenas seis años empezó a jugar en el equipo del barrio, en la colonia ‘José López Portillo’ de Iztapalapa.

Desde entonces era de los más destacados pese a su corta edad y estatura, por lo que tiempo después, su padre lo inscribió en la escuelita de Cruz Azul, en donde llevó a cabo una formación como jugador. 

Compañeros, entrenadores y no se diga familiares del ‘Chapa’ –como le apodan por su 1.60 de estatura–, confiaban en su talento y condiciones para que se convirtiera en futbolista profesional.

“Jugaba de medio de contención o de enganche, aunque algunos profesores me tiraban a la banda por el miedo de tener a un jugador tan bajito en el centro del campo.

“Mis virtudes son el golpeo de balón, soy un tipo con buena visión de campo, asistidor, un jugador que a veces tiene en los pies la posibilidad de cambiar el rumbo del partido, y también tengo gol”, cuenta Cristian a Latinus.

Fue parte de una Selección Mexicana que asistió a un Mundialito Juvenil Sub 13 en Corea, y también tuvo oportunidad de participar con combinados nacionales Sub 15 y Sub 17, donde lo dirigieron Chucho Ramírez, César Vega y Rafael Jardón.

En Cruz Azul sus ‘profes’ fueron Jesús del Muro, Nacho Flores (q.e.p.d.), Joaquín Moreno y Marco Antonio Mendizábal.

El ‘Chapa’ compartió cancha en su proceso formativo tanto en La Máquina como en el Tricolor con Néstor Araujo, Gibrán Lajud, Martín Galván, Christian Álvarez y Edgardo Marín, entre otros de los que recuerda; todos ellos, hoy jugadores profesionales.

Pese a las expectativas y a que hasta la fecha es un elemento que no pasa inadvertido en los partidos, Díaz Pérez no llegó al Máximo Circuito. En un acto de honestidad, aclara que él no se chingó la rodilla.

“No llegué a Primera División por muchos factores. No me lastimé la rodilla (risas), no me gusta poner pretextos, creo que en todo mi proceso lo hice bien…

“Tal vez me hizo falta un poco de más trabajo, quizá un poco de paciencia o mi físico no me ayudó y debí haber trabajado al triple para poder llegar, pero creo que las cualidades y el talento siempre las demostré durante siete años jugando al alto rendimiento. Simplemente faltó que alguien me diera la oportunidad, pero no me quejo, estoy agradecido con todo lo que me ha dado el futbol”.

Cristian Díaz (15) fue parte de una Selección Sub 13 que asistió a un Mundialito en Corea.

ADIÓS AL SUEÑO

Dice el escritor mexicano Juan Villoro que “las ilusiones duran hasta que se enfrentan con la realidad”, y eso le sucedió a Cristian cuando llegó el momento de modificar el rumbo porque el sueño de ser futbolista profesional se esfumaba.

“Cuando salgo de Cruz Azul, un club tan importante, me cuesta mucho trabajo y empiezo a deambular por Tercera División, Segunda División, y la verdad ni el entrenamiento ni la competencia es la misma, pese a que hay algunos buenos jugadores. 

“Ahí es donde empiezo a ver que ya entrados los 19 o 20 se está acabando el tiempo para debutar y se empieza a dejar de lado el sueño, es la verdad, te apegas a la realidad que estás viviendo.

“Ahí me doy cuenta, hablo con mi familia que fue la que siempre me impulsó porque estuvo ahí en cada viaje, momentos alegres, tristes… Entonces hablo con ellos y les doy la noticia de que dejo de estar en el futbol de alto rendimiento y se acaba el sueño de debutar.

“Después de eso estuve un rato en depresión. Los que jugaron y vivieron eso saben a lo que me refiero. Estaba en un momento en el que no sabía qué hacer de mi vida… Acabé la ‘prepa’ nada más”.

La etapa en Cruz Azul.

DE LA CANCHA A LA BANCA

Pese al golpe anímico y a la incertidumbre sobre el rumbo que tomaría su vida, Cristian tenía claro que quería seguir ligado al balompié.

Fue así como se reencontró con viejos amigos y empezó a jugar con ellos de forma amateur, hasta que se enteró que tenían una escuela de futbol, y tiempo después lo invitaron a formar parte del proyecto como entrenador.

“Yo no sabía que tenía las facultades o facilidad para entrenar, pero pasa el tiempo y me doy cuenta que, una, me gusta mucho y lo hago con pasión; y dos, y no menos importante, que tengo las cualidades, aptitudes y actitudes para entrenar jóvenes. 

“Entonces empiezo así mi camino empíricamente con lo que aprendí todo el tiempo en mi formación futbolística, pero también decido meterme a estudiar, empecé a informarme, a estar en cursos, capacitaciones, porque mientras más pasa el tiempo te das cuenta que no alcanza con lo que jugaste o viviste. 

“Por eso mi vida sigue encauzada en el futbol. Desde jugador siempre me interesó saber cómo jugaba el rival, cuál era su táctica y esa inquietud fue la que me llevó ahora a estar del lado de la dirección técnica, y estoy muy agradecido con el futbol, con la vida y con la gente que ha creído en mí”.

Actualmente, ‘Chapa’ trabaja en una filial oficial de los Pumas, en Cuemanco, en donde tiene el cargo de entrenador y dirige al equipo de Cuarta División, además de que es coordinador deportivo.

El ‘Chapa’ entrena a una filial de Pumas en Cuemanco.

LA TALACHA

Luego de dejar el futbol organizado, Cristian estuvo seis meses inactivo, hasta que un exfutbolista argentino de nombre Floreal García, quien fue su entrenador, lo invitó al mundo de la ‘talacha’, como se le conoce al oficio en el que jugadores de todo tipo de características reciben un pago por desempeñarse en el balompié amateur.

“La verdad no sabía qué era ni a qué iba, fui a Xochimilco, ahí fue la primera vez y ya de ahí se destapó y empezó a surgir todo”, recuerda.

La ‘talacha’ es el submundo del futbol en México, un mercado enorme que mueve miles y miles de pesos. Y el ‘talachero’ es por lo regular un futbolista con talento que no pudo llegar a ser profesional o que aún persigue el sueño; y en otros casos, el que sí debutó en Primera División pero tuvo una carrera efímera y ahora se dedica a jugar de forma amateur y cobra por eso.

Las tarifas de pago son variadas y básicamente se fundamentan en dos factores: el nivel del jugador y si jugó o no en el Máximo Circuito de la Liga MX.

“También depende del lugar a donde vayas, por ejemplo hay una Liga que se llama ‘La Interestatal’, ahí cobras 2,000 o 2,500 por partido. Y si te vienes a una Liga de la CDMX que no pagan tan bien, te pueden dar desde 500 o 400 pesos; también depende de la tarifa que tú ya manejes y si la gente decide contratarte así.

“El mundo de la ‘talacha’ es como las ferias, vas de pueblo en pueblo con quien te pague, como un artista guardando toda proporción. Si hay partido en Querétaro y pagan bien, vas a Querétaro; si hay partido en Morelos, lo mismo; si te contactan de una Liga en Chalco, vas; y así sucesivamente donde haya dinero”.

En un fin de semana promedio, Cristian puede disputar hasta cinco partidos, y cuando le va bien gana alrededor de seis mil pesos.

“Juego en Chalco; en una liga en Zapotitlán, en Tláhuac; en una Liga de Futbol Rápido muy conocida que se llama ‘Escuadrón 201’; en el Colegio México, que es una de las más importantes de la ciudad, la del ‘Internado’, así se le llama… He jugado año con año el torneo ‘La Rosa del Tepeyac’, famosísimo, en el Deportivo Los Galeana, e infinidad de torneos.

“Llevo unos siete años en la ‘talacha’ y como todo trabajo, vas de menos a más, empiezas a conocer otro mundo y un equipo te lleva a otro, y conoces a un amigo y ese amigo te invita a otro equipo…

“Hay grupos de trabajo establecidos, hay gente que le dice a los dueños de los equipos, ‘yo te llevo a cinco jugadores y vamos por tal cantidad de dinero’, o hay gente como yo que anda sola y le gusta más experimentar. Todo es válido”.

Los registros en la tierra simulando el parado táctico del equipo, las ‘charlas técnicas’ en las que predomina el “demostremos el futbol que tenemos en los pies”, batallas campales, campos en condiciones deplorables, traslados de horas para llegar al partido y el dinero que hay en juego en cada contienda, todo esto es un oficio del que subsiste mucha gente: el oficio de ‘talachero’.

“En la ‘talacha’ se vale de todo. Hay torneos que juegas de 100 mil, de 200 mil pesos, donde los equipos se reparten el premio o ya cada uno va con algo fijo, aquí no hay reglas para cobrar.

“La cifra puede subir de lo que te pagan. Hay equipos con los que te arreglas que si llegas a finales cobras al doble, si quedas campeón te pagan al triple o te dan parte del premio. Si por ejemplo eres delantero te puedes arreglar que te den un extra por cada gol.

“Y se juega en todo tipo de superficies, en tierra, en pasto, he llegado a jugar hasta en unas jaulas, aquí experimentas de todo”, descubre Cristian.

Los partidos generan gran expectación en el barrio.

LOS PATRONES

Una figura fundamental en el mundo de la ‘talacha’ son los ‘patrones’, quienes son nada menos que los dueños de los equipos que se encargan de ‘fichar’ y pagarle a los futbolistas.

Gastan –o invierten– su dinero por pasión al futbol, por gusto, por orgullo: “Y por hacerse de un nombre, para que digan ‘ah, mira, el señor Luis trae buenos jugadores, buen equipo’… Es gente muy competitiva”, considera el ‘Chapa’.

En términos generales se trata de personajes solventes económicamente que se dan el lujo de tener un equipo con jugadores pagados, en muchos casos exprofesionales. Pero así como pagan, exigen. A final de cuentas es una relación ‘patrón-prestador de servicios’.

“Claro que mi integridad ha estado en riesgo. La mía, la de mi equipo, mis familiares que me han ido a ver jugar. En este mundo de la ‘talacha’ no hay protección ni garantías, aquí no existe eso, y mucha gente que tiene formación y ha querido entrar a la talacha no ha podido, porque aquí se necesita una dosis grande de valentía.

“A los equipos a los que vas, no todos son talacheros, hay muchos amateurs que nunca jugaron profesional, entonces ahí empieza un pique entre los que nos pagan y a los que no, y se tiene que demostrar.

“Por eso hay patadas, provocaciones, batallas campales, agresiones arteras para lastimar a alguien simplemente porque juega bien.

“En los torneos donde hay dinero de por medio, 50 mil, 100 mil o 200 mil pesos, ya el interés económico es muy grande y vas a ganar como sea, a bola de golpes o con buen futbol. Solo hay que ganar y salir vivos”, dice Díaz sin empacho.

En la ‘talacha’, con los Leones Tepepan.

LA PANDEMIA

Con el futbol profesional y amateur detenido a causa del coronavirus, el oficio de la ‘talacha’ es otro de los tantos afectados. Hoy en día los jugadores están congelados, y en el caso del ‘Chapa’, no puede ejercer ninguna de sus dos fuentes de ingreso.

“No puedo hacer mi trabajo como entrenador ni estar en la ‘talacha’, la verdad es que económicamente esto me ha desplomado, no tengo sustento alguno.

“Y emocionalmente es algo que ha pegado muy fuerte, el estar acostumbrado al futbol, siempre yendo y viniendo, porque en la ‘talacha’ una de las cosas que más gusta, además del dinero, son las amistades que haces, los amigos que dejas en cada pueblo, en cada campo, en cada municipio. 

“Se extraña también la convivencia con mi equipo al que dirijo, estar con los chicos, entrenar al aire libre, por lo que el tema económico y emocional me está pegando muy muy fuerte y yo sé que no soy el único, hay gente que gana mucho más que yo en la ‘talacha’ y que vive exclusivamente de esto”.

En medio de este panorama sombrío, el ‘Chapa’ agradece que en la escuela de futbol donde labora le siguen ayudando con una parte proporcional de su sueldo, más allá de que está cerrada y, como tantas otras actividades en el país, padeciendo pérdidas económicas.

Está por terminar la carrera de director técnico en el ENDIT de la FMF.

¿EL FUTURO?

Cristian confiesa que disfruta la ‘talacha’ porque le permite mantenerse activo, además de la ayuda económica que representa; sin embargo, ya se fijó el objetivo de mantenerse en el mundo del futbol informal como máximo hasta los 33 o 35 años.

Luego de casi dos años de estudio, ‘Chapa’ está por terminar el curso de entrenador profesional en la Escuela Nacional de Directores Técnicos de la Federación Mexicana de Futbol (ENDIT). Y más allá de que ya ejerce como tal, pretende hacerse de un nombre en este competido mercado.

“Conozco mis cualidades y creo que me puede alcanzar para llegar a un buen sitio profesionalmente hablando. Quiero ser un buen formador, que tenga éxito en la etapa de formación de jóvenes, que cada muchacho que pase por mi dirección se lleve algo de mí, un buen recuerdo, es lo que anhelo. Y que la pasión por el juego nunca se muera”. 

Cristian Ángel Díaz Pérez ha vivido para el futbol y en buena medida del futbol, y así como en su momento anheló alcanzar las grandes ligas como futbolista, hoy las busca desde otra trinchera…

“Mi deseo es poder entrar a una Segunda División o Liga de Desarrollo o Ascenso, y si de ahí el panorama se abre y se combinan muchas cosas, ¿por qué no?, poder dirigir en Primera División. Lo veo muy difícil, pero ese sería mi sueño… Se vale soñar”.

Por supuesto que se vale.

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