Mujeres indígenas en tiempos de Covid-19, en riesgo por violencia feminicida

Por Ana Lucía Hernández

La pandemia de Covid-19 agrava la situación de mujeres violentadas que viven en comunidades indígenas. “No solamente están alejadas en cuanto a territorio. Hay muchas mujeres que no pueden hacer llamadas, que no tienen redes sociales, que no saben qué hacer frente a los casos de violencia”, asegura Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios.  

“El confinamiento para evitar contagios las hace mucho más vulnerables puesto que pasan más tiempo con su agresor. Pensemos en una mujer indígena, que además es de la tercera edad y que es discapacitada, estas son situaciones que las ponen en franca desventaja”, agrega. 

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Como parte de la campaña Aislamiento sin violencia, la Red Nacional de Refugios publicó hoy un video en náhuatl donde explica qué hacer en caso de agresiones durante el confinamiento. Wendy Figueroa asegura que “es muy importante empezar a nombrar en su propia lengua lo que es violencia. La mujer indígena tiene el mismo derecho a tener información que las mujeres urbanas, que las mujeres migrantes”.

En México, más de un millón 725 mil personas hablan náhuatl, según datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas. Viven en estados como Guerrero, Morelos, Michoacán, Veracruz y Tlaxcala. “En la Ciudad de México también hay una gran comunidad indígena que no se toma en cuenta y lo que no se nombra, no existe. Es importante garantizar todos los derechos, para todas las mujeres, en todas sus diversidades”.

Panorama nacional

Tan solo en marzo, el número de emergencias 911 recibió más de 115 mil llamadas de mujeres de todo el país víctimas de violencia durante el confinamiento por Covid-19. Esto significa 155 llamadas de auxilio cada hora. Así lo dio a conocer el lunes pasado el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En Latinus le informamos que tan sólo la Red Nacional de Refugios registró un aumento de 80% en las llamadas de emergencia. Cuatro de cada diez fueron hechas por mujeres de la CDMX y del Estado de México.  

“Las mujeres comentan que, antes de contactarnos a nosotras como organización civil, hablaron a alguna institución de gobierno y no les dieron la atención ni el acompañamiento que requerían. Si una mujer va a una cierta hora, le piden que regrese después para atender su denuncia”, asegura Wendy Figueroa. 

Considera que en las últimas dos semanas la situación ha empeorado, “han aumentado las llamadas de auxilio a través de redes sociales o de terceras personas… nos dicen que el agresor les revisa el celular o está constantemente vigilando”.

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