La representación de la crucifixión de Jesús de Nazaret realizada en la alcaldía de Iztapalapa, en la Ciudad de México, se realizó a puerta cerrada y sin público, para evitar aglomeraciones ante la pandemia de coronavirus que enfrenta el país.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX resguardaron y cercaron la 177 representación de la Pasión de Cristo que se realiza en la demarcación más poblada de la capital durante Semana Santa.
Este año, en vez de visitantes y devotos hubo 580 elementos policiales para custodiar el Cerro de la Estrella, que tradicionalmente servía como el “Monte Calvario”. También se desplegaron en la explanada adyacente a la catedral del distrito, unos anillos de seguridad propios de la escena de una catástrofe nuclear.
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A pesar de la contingencia de coronavirus y de las recomendaciones de las autoridades de no salir, en el transcurso de la mañana de este viernes se observaron a los “nazarenos”, quienes llevan cargando sobre los hombros cruces de madera con la finalidad de llegar al Cerro de la Estrella.
Sin embargo, Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, informó en su cuenta de Twitter que no se permitieron los recorridos tradicionales de los “nazarenos”, y ni la entrada a la Catedral de Iztapalapa.
Según El Vaticano, el segundo estado con más católicos del mundo es México, solo superado por Brasil. De los 111 millones de mexicanos que profesan esta fe, Iztapalapa recibía entre 1 y 2 millones cada Semana Santa.
Hasta este viernes, México acumula 3 mil 441 enfermos y 194 fallecidos por coronavirus, la mayoría en la capital.
Regreso al origen de la tradición en Iztapalapa
Ante la pandemia, la Pasión de Cristo volvió a escenificarse al pie del templo que en esta 177 edición trajo consigo la histórica ausencia total de público, que sólo pudo seguirla por televisión.
A quien no afectó el COVID-19 es a Mauricio Luna, el encargado de encarnar a Cristo en 2020, tras pasar un complejo proceso de selección.
Luna reconoció a EFE que le entristeció saber que se truncaba su sueño de pasear la cruz ante la atenta mirada de los devotos, pero que luego recobró “la emoción” para actuar “con la misma fe y la misma responsabilidad”.
“Para ellos es triste no poder ver la representación y vivir el recorrido. La Semana Santa es de todos los habitantes del pueblo de Iztapalapa”, enfatizó.
