Por JUAN PABLO ESPINOSA
Su madre siempre tuvo miedo de que el pequeño Lothar, con un físico atípico para un alemán (bajito de estatura y sin una musculatura pronunciada), no pudiera sobresalir en un futbol tan demandante. En lo que no reparó es que su retoño tenía como arma principal el talento, que a la postre lo llevó a la élite del balompié mundial y a conseguir el hito de jugar cinco Copas del Mundo.
Lothar Matthäus era un todoterreno con increíbles facultades físicas, pulsaciones propias de un ciclista profesional (40 por minuto) y unos pulmones a prueba de todo. Además, todo esto lo aderezaba con su versatilidad, pues fue capaz de jugar con el número 10 y de defensa central.
Sin miedo a nada y con el corazón por delante, eso fue lo que le dio a Matthäus la posibilidad de tener una longeva carrera de dos décadas, al jugar hasta la edad de 39 años.
Este liderazgo no era una casualidad, ‘Loddar’ fue siempre valiente, temperamental, no por nada a lo largo de su trayectoria protagonizó algunos pasajes polémicos con compañeros como Jürgen Klinsmann, en la selección alemana; su pelea a puñetazos con el francés Bixente Lizarazu en el Bayern Munich; y una bronca con el técnico del combinado teutón, Berti Vogts, que le costó no ser convocado a la ‘Mannschaft’, de 1994 a 1998.
Matthäus nunca pretendió ser algo que no era, en un país que ha dado a futbolistas de clase mundial como Franz Beckenbauer, el mediocampista se aceptaba como un complemento ideal de gran despliegue físico, mentalidad, gol y criterio con el balón, sabedor de qué tenía y qué no.
“Yo veía en los grandes espacios lo que Maradona veía en un metro a su alrededor”, llegó a mencionar alguna vez.
Diego le correspondería el elogio luego de la Final de la Copa del Mundo de Italia 90, al afirmar que era el mejor rival que había tenido. Gracias a esto, Lothar se llevó el premio al Mejor Jugador de la UEFA en 1990, para luego ser nombrado el Mejor Futbolista del Mundo, en 1991. Nada mal para un mediocampista con tendencia defensiva.
Nacido en Erlangen, en la región de Baviera, Matthäus debutó en el Borussia Mönchengladbach en 1979, para dar el salto al Bayern Munich en 1984, donde levantó tres títulos consecutivos de Bundesliga y una Copa Alemana.
Para el 88’ se mudó a Milán para jugar con el Inter, donde obtuvo la Serie A, la Supercopa italiana y la Copa UEFA. Regresó a Munich en el 92’ para ganar cuatro ligas más y dos copas teutonas, para finalmente retirarse en Estados Unidos con Nueva York. Sólo la Champions League se le resistió.
Con la selección fue historia pura, al apuntarse cinco Mundiales con 150 partidos jugados. Fue un líder y un guerrero dentro del campo. Multicampeón en Alemania e Italia, campeón del mundo en Italia 90, y de la Euro en 1980, también en el país de la bota. Un histórico del futbol mundial que hoy celebra su cumpleaños 59.
