El “Techo de cristal” y cómo romperlo

El “Techo de cristal” y cómo romperlo

Por Daniela Cervantes y Ana Espinosa 

Una barrera social hecha de prejuicios y estereotipos. Es invisible pero “impide que las mujeres o las minorías obtengan posiciones de liderazgo en las esferas empresarial, económica, política, educativa y social”. Así describe el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) al “Techo de cristal”.

En su Índice de Normas Sociales de Género 2020, que incluye datos de 75 países, el organismo revela que, pese a décadas de progreso hacia la igualdad de género, cerca de 90% de la población mundial tiene algún tipo de sesgo contra las mujeres.

El mismo informe señala que casi la mitad (47.4%) de la población mundial considera que los hombres son mejores líderes y políticos. Además, 41% de la población cree que ellos son mejores en los negocios y 50% de los varones del mundo piensa que tiene más derecho que una mujer a ocupar un puesto de trabajo.

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En 2016, a sus 31 años y tras terminar una maestría en Los Ángeles, California, y un diplomado en Italia, la historiadora Ana Lidia Campos inició un largo proceso de selección para dirigir un proyecto cultural.

En la última entrevista, el director de la institución le preguntó si tenía planes de formar una familia. Ella contestó que sí, a lo que él respondió que buscaban a “alguien que pudiera comprometerse al cien” y que veía “difícil que el puesto permitiera la crianza de un hijo”.

No volvieron a llamarla y después supo que habían elegido a un hombre que tenía licenciatura y dos hijos.

Algo similar le ocurrió a Lidia Flores, experta en informática y Big Data, quien asegura que en más de una ocasión le han negado promociones a puestos decisivos porque “a los hombres se les da mejor la tecnología”.

¿Es falta de preparación o habilidad?

Los datos indican que no. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de 1991 a 2019, las mujeres han superado a los hombres en la educación superior. Aún así, ellas no ocupan ni 40% de los puestos gerenciales a nivel mundial.

El informe de la PNUD también señala que “las mujeres de hoy son las más calificadas de la historia, pero parece que eso no es suficiente para conseguir la igualdad”.

¿A qué se debe este sesgo?

“El Techo de cristal lo construimos desde la infancia con normas sociales y prejuicios. Son sesgos inconscientes sobre lo que significa ser hombre y mujer”, dice el PNUD.

El organismo apunta que se necesita “un cambio sistémico en la familia, la escuela, la religión, los medios y todos los espacios de socialización”.

El reto es complejo, acepta el PNUD, “pero se puede conseguir cerrar la brecha”. Insta a los gobiernos a tomar medidas con leyes, políticas, compromisos y declaraciones públicas, “nombrar al cristal invisible y hacer algo por removerlo o, al menos, por adelgazarlo”.

No se trata sólo de inclusión: dos tercios de las empresas encuestadas por la OIT aseguraron que las iniciativas de diversidad mejoraron su innovación, productividad, rentabilidad y resultados comerciales.

¿De dónde surgió el término ‘Techo de cristal’?

Fue la consultora laboral, Marilyn Loden, quien pronunció por primera vez la frase. Ocurrió en 1978, al participar en la Exposición de Mujeres en Nueva York, en un panel llamado Mirror, Mirror on the Wall.

Loden se cansó de escuchar cómo la imagen que tenían de sí mismas las mujeres les impedía avanzar profesionalmente. Había investigado y reunido suficientes datos para pensar que el problema iba más allá de lo que ellas vestían, pensaban o decían.

“Me pareció que había una barrera invisible que la gente no reconocía y lo llamé ‘Techo de cristal’”, dijo Loden en una entrevista en 2018 con The Washington Post.

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