Por Ana Espinosa
Al ritmo actual, ninguna mujer que habite hoy el planeta Tierra alcanzará a vivir la plena igualdad de género económica y laboral, y probablemente tampoco sus hijas. Así lo estima el Informe Global de Brecha de Género 2020 del Foro Económico Mundial (WEF).
“Las tendencias actuales y el lento progreso” que el WEF ha registrado desde 2006 (primera edición de este informe) hasta 2020, señalan que cerrar la brecha de género en la participación económica y de oportunidades tomará 257 años.
Incluso en el mejor escenario y tomando en cuenta “el rápido progreso hacia la paridad” registrado en 2019, cerrar la brecha de género en términos globales tomaría 99.5 años.
La situación difiere por regiones y países
En el mundo, Europa occidental es la más avanzada en términos de paridad, aunque al ritmo actual harán falta 54 años para lograr la igualdad.
En América del Norte faltan 151 años para lograrlo. Según el informe, “las mujeres estadounidenses siguen luchando para tener acceso a los puestos ejecutivos más altos” y están “subrepresentadas en puestos políticos de liderazgo”.
La región de América Latina y el Caribe parece estar mucho más cerca de cerrar esa brecha, pues sólo se necesitarían 59 años para lograrlo.
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Entre las 20 principales economías mundiales, Alemania ocupa el mejor puesto de la clasificación de igualdad de género, en décima posición. Le sigue Francia en la 15, Canadá en la 19 y Gran Bretaña en la 21.
Siria, Pakistán, Irak y Yemen muestran las brechas de género más pronunciadas.
Casi tres siglos para la igualdad laboral y salarial
Según el Foro Económico Mundial aunque la diferencia en el mundo del trabajo es menor que hace 15 años, la brecha se ha incrementado y tomaría 257 años cerrarla, frente a los 202 del año anterior, con una diferencia salarial global entre hombres y mujeres de 40%.
En este ámbito, México está mucho más abajo que su calificación en la brecha general, pues ocupa el lugar 124 de los 153 países analizados.
El informe atribuye esta disparidad económica en el mundo a “la baja proporción de mujeres que ocupan puestos directivos, a la congelación de sus salarios, y a su baja participación en la población activa y los ingresos”.
El hecho de que las mujeres estén constantemente menos presentes en el mercado laboral que los hombres contribuye a esta brecha. En promedio, 78% de los hombres adultos (15-64 años) están en la fuerza laboral, mientras que sólo 55% de las mujeres de la misma edad participan activamente en el mercado laboral.
En muchos países, señala el WEF, las mujeres tienen desventajas significativas para tener acceso a créditos, tierras o productos financieros; esto les impide comenzar una empresa o ganarse la vida de manera independiente.
Otro aspecto importante que contribuye a esta disparidad entre mujeres y hombres es la carga desproporcionada que pesa sobre las mujeres en las responsabilidades domésticas y de cuidado.
En ningún país del mundo los hombres dedican al trabajo doméstico el mismo tiempo que las mujeres. Incluso en países donde esa proporción es más baja (Noruega y Estados Unidos), las mujeres pasan al menos el doble de tiempo que los hombres haciendo trabajo doméstico no remunerado.
Otras brechas por cerrar
La segunda área donde, según el Foro Mundial, la brecha de género tardará más en cerrarse es el empoderamiento político. La evolución en 2019 aceleró el ritmo hacia la paridad política mundial, pero aún así estima que tomará 94.5 años cerrarla.
¿La buena noticia? La brecha educativa global está más cerca que nunca de cerrarse, y el Foro estima que podría lograrse en los próximos 12 años “principalmente gracias a los avances en algunos países en desarrollo”.
La brecha de género en salud y supervivencia no ha cambiado mucho desde el año anterior. El tiempo para cerrarla por completo permanece indefinido.
¿Por qué es importante cerrar estas brechas?
Según el organismo, la paridad de género es fundamental para la prosperidad de la economía y la sociedad.
“Desarrollar y desplegar sólo la mitad del talento disponible en el mundo tiene un gran peso en el crecimiento, competitividad y preparación para el futuro de las economías y gobiernos de todo el mundo”, concluye.
