- Este domingo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que debe aprovecharse para entender el rol femenino en todos los ámbitos, incluido el deporte
El papel de la mujer en el deporte avanza poco a poco, no a la velocidad que se desea, pero los espacios que han ganado le dan fuerza a su lucha por lograr la igualdad en todos los ámbitos.
Este domingo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que sirve para entender y repasar el esfuerzo en todos los niveles, y que en el deporte tiene relevancia por entender sus necesidades y escuchar sus demandas.
Recientemente, la igualdad en el nivel profesional con los hombres ha sido una de las principales exigencias del movimiento.
La creación de ligas femeninas profesionales fue solamente el primer paso para abrir el lugar que merecen las mujeres, pero el debate ha sido un poco agrio, pues las obvias diferencias en el aspecto físico hacen imposible comparar el nivel de competencia entre hombres y mujeres.
Aquí es donde comienza el mayor problema. La perspectiva de género pide que el pago, el trato y las condiciones de trabajo sean iguales para los equipos femeninos. Y seguramente tardará mucho en que se logre atender alguno de esos aspectos.
Pero al menos el tema ya está sobre la mesa. Los argumentos, la exposición de sus inquietudes, el acceso a foros para debatirlo son mínimos avances en un mundo que no le da el mismo valor.
El movimiento feminista, la lucha social, también influye en el deporte. México vive una euforia feminista por las terribles condiciones de riesgo que sufren las mujeres. Ese grito desesperado podría beneficiar al deporte si realmente hay disposición de las autoridades para escucharlo, para entenderlo y atenderlo.
La vida debe ser justa y la responsabilidad de darle el mismo trato a mujeres y hombres depende de todos. Acciones concretas en el deporte son necesarias a nivel directivo, pero también la mirada de los aficionados debe ser diferente, despojarse de prejuicios y entender el problema desde la perspectiva femenina.
La imagen icónica de Kathrine Switzer, a quien un comisario intentó frenar para que no terminara en 1967 el maratón de Boston volverá a recordarnos esa lucha por su derecho a competir, a participar, a no ser segregadas.
Es un tramo largo el que la mujer ha luchado por tener los mismos espacios, oportunidades y reconocimiento que los hombres.
Y debatirlo, aceptarlo, es un buen paso para conseguirlo, y que las protestan no terminen con un mensaje distorsionado, sin validez y desviado de su objetivo real, como en ocasiones ha ocurrido.
