Castlevania en Netflix. Crítica a la tercera temporada

Foto: Netflix

Por: José M. Saucedo

2017 marcó el inicio de la serie animada de Castlevania en Netflix. Creada originalmente como un videojuego en 1986, la exitosa historia de esta franquicia se extiende por más 30 títulos (sin contar recopilaciones y reediciones), así como decenas de álbumes, cómics, libros de arte, un sin fin de películas hechas por fanáticos y, finalmente, ésta producción exclusiva de Netflix, la cual este año llega a su tercera temporada.

En general la propuesta de Castlevania pone al jugador en el papel de un cazavampiros que deberá enfrentarse a Drácula y a su ejército de monstruos para salvar al mundo de la oscuridad. La serie animada creada por Warren Ellis inicia con éste concepto, reuniendo a los personajes que aparecieron por primera vez en el tercer título de la serie: “Dracula’s Curse”. Los personajes principales son Trevor Belmont, el último descendiente de una familia conocida por cazar monstruos, Sypha Belnades, una oradora con poderes mágicos, y Alucard, hijo del Conde Drácula.

Castlevania en Netflix

Expandiendo la mitología de esta franquicia mucho más allá de lo que se ha establecido en los juegos de video, la primera temporada estableció los planes y razones de Drácula que tenía para acabar con la humanidad mientras reunía a los héroes. La segunda nos mostró cómo Trevor, Sypha y Alucard se preparaban para la batalla final contra el vampiro y sus generales en Castlevania, el castillo maldito que sirve de hogar para las criaturas de la noche pero, con el demonio vencido, ¿qué le depara a nuestros protagonistas?

La tercera temporada de esta Castlevania en Netflix funge como un puente entre dos grandes enfrentamientos contra las fuerzas de la oscuridad, por lo que deja su historia en un segundo plano, centrando su interés en desarrollar a los personajes principales y de paso, presentar algunos nuevos que seguramente tendrán una participación más interesante en futuras entregas.

Castlevania en Netflix

El ritmo de la serie es lento, pero entretiene, y a lo largo de 10 capítulos nos ofrece varias tramas que parecen ir a ningún lado mientras conocemos a las nuevas villanas, el trágico destino de los forjadores de monstruos y enfrentamos el misterio que esconde la Iglesia de un pequeño pueblo. Las referencias a los juegos de Castlevania -aunque escasas- están ahí, así como también su crítica a la religión organizada y sus dogmas,, todo presentado en una animación sangrienta, extremadamente violenta y en esta ocasión, particularmente gráfica en lo que se refiere a temáticas sexuales.

A diferencia de cualquier otra producción basada en un videojuego, ésta tercera temporada se siente más solemne que espectacular y con una trama mucho más filosófica que en las entregas anteriores. De todas formas, el cambio más evidente es en su animación, mucho más elaborada y detallada tanto en fondos y personajes como en las secuencias hechas por computadora.

Castlevania en Netflix

Sí, la serie no puede evitar muchas escenas de relleno y personajes que están ahí nomás por que había que poner algo, pero también tiene momentos interesantes y al final, un par de revelaciones que sólo sirven para reiterar que esta es una producción que debe tomarse en serio. Quizá lo único que hizo falta fue un momento verdaderamente épico como el enfrentamiento final que vimos en la segunda temporada, pero lo que se mostró en esta ocasión promete una cuarta temporada muy emocionante. 

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