por Juan Pablo Espinosa
Para algunos es visto como el héroe que destapó uno de los peores escándalos en la historia del deporte, para otros es un soplón que ha roto uno de los códigos más sagrados en un vestidor, no hablar de lo que sucede al interior de éste. Mike Fiers, el jugador que destapó el sistema de robo de señales de los Astros de Houston por fin se ha manifestado.
Si Fiers no hubiera hablado de lo que vio en 2017 con los Astros, seguramente no habría habido castigos ni todo el escándalo que se ha desatado a raíz de las consecuencias derivadas de las trampas de los texans.
En entrevista con el ‘San Francisco Chronicle’, Fiers mencionó que incluso ha recibido amenzas de muerte desde que se supo que el había sido el delator de la novena de Houston.
“En realidad no me importa. He lidiado con amenazas de muerte antes. Sólo es otro elemento en mi mesa”, comentó el ahora lanzador de los Atléticos de Oakland.
Sin embargo, el lanzador fue enfático en que solo devolverá el anillo de campeón de la Serie Mundial, si todos los Astros campeones de 2017 son obligados a hacerlo.
“Lo dije desde el comienzo, no soy ajeno a esto. Fui parte de ese equipo. Fui uno de esos jugadores. Suspensiones, multas, estoy dipuesto a aceptar el mismo castigo que ellos, si me piden que devuelva el anillo, no es el fin del mundo”, concluyó.
Si bien hay muchos jugadores que celebran su valentía, otros han expresado su enojo con la manera en que hizo las cosas.
Tal es el caso del ex pelotero David Ortiz quien se refirió a Fiers como un “soplón”.
“Despés de ganar tu dinero, después de ganar tu anillo, ¿decides hablar? ¿Por qué no hacerlo durante la temporada cuando sucedió”, sentenció el ídolo dominicano.
Con todo, si bien hay algunos peloteros que no están del todo de acuerdo con la manera en que Fiers denunció la trampa, el enojo mayoritario sigue siendo con los jugadores de los Astros al considerar que sus disculpas han sido falsas y sin hacer realmente un acto de contrición.
Queda por ver qué consecuencias sufren tanto Fiers como sus ex compañeros de Houston, aunque algo es seguro, desapercibidos no pasarán.
