Por: Félix Cortés
Desde el lanzamiento de las plataformas de streaming, que ofrecen contenido en grandes cantidades y de manera inmediata, inaugurando la era del “binge-watching” (es decir, ver todos los capítulos de una temporada en una sola sentada), mucho se ha especulado sobre lo que esto significa para el modelo de negocio de la televisión abierta tradicional.
Los presagios más catastrofistas dicen que el streaming matará por completo a la televisión abierta. Pero lo cierto es que ni el cine acabó con el teatro, ni la radio con el cine, ni la televisión con la radio… Así que no hay antecedentes como para suponer que ha llegado el fin de la televisión.
Lo que sí es verdad, es que el reto para las cadenas tradicionales es enorme: en un mercado que tiene un público cada vez más selectivo y con cada vez más opciones (en 2019 se estrenaron más de 10,600 series nuevas a nivel mundial), los programadores deberán encontrar estrategias y contenidos únicos que le hagan frente a la avalancha del streaming.
Según el reporte NOTA (New On The Air) de la consultora Glance —anteriormente conocida como Eurodata TV Worldwide— la esperanza para la televisión abierta reside en una palabra: “emotainment”.
“Emotainment” es la fusión de “emotive entertainment”, entretenimiento emotivo, y se enfoca en contenidos que generan emociones positivas en el público, a través de tres elementos centrales: la música, la nostalgia y la celebración de la familia.
Como ejemplos del género, Glance presenta en su reporte anual programas como “Song of my life” de Finlandia, que aborda la biografía de celebridades a través de sus canciones favoritas, y que ha aumentado el rating de la cadena YLE TV1 en un 50%. O el programa “The Way Out” de la cadena belga VTM, que mezcla familias, ciencia y concursos para generar un aumento en su audiencia de más del 80%.
Es decir: dejen las emociones fuertes al cine con su modelo de grandes franquicias, dejen el drama existencial al streaming con su auge de series profundas e inquietantes, y enfóquense en calentar los corazones de las familias. Eso las reunirá de nuevo frente al televisor.
