La Asamblea Legislativa de El Salvador condenó lo que definió como “el intento de golpe de Estado” encabezado por el presidente de esa nación, Nayib Bukele.
El domingo, el mandatario irrumpió en la sede del Parlamento con militares y policías que llevaban consigo fusiles de asalto.
Lo hizo para exigir a los diputados la aprobación de un préstamo de 109 millones de dólares para financiar un plan de seguridad contra las pandillas.
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Desde el viernes, el gobierno de Bukele había convocado a los diputados a votar a favor del préstamo e incluso advirtió que, si no lo hacían, estarían rompiendo el orden constitucional y se podría dar una insurrección.
Al no obtener respuesta, el domingo ingresó por la fuerza a la sede legislativa acompañado de militares.
“Por supuesto que hubo un intento de golpe de Estado e intento de disolver la Asamblea Legislativa”, dijo el presidente del Parlamento, Mario Ponce, quien afirmó que hay 84 diputados que rechazan y condenan enérgicamente “la invasión”.
Lejos de terminar con la tensión, Ponce anunció la suspensión de la sesión plenaria extraordinaria prevista para este lunes en la que se buscaría aprobar el préstamo solicitado por Bukele.
La Asamblea salvadoreña llamó a las Naciones Unidas y a la OEA a “activar los mecanismos necesarios que permitan dar seguimiento a la crisis institucional generada por el Ejecutivo”.
En Twitter, Bukele respondió que la Asamblea busca proteger al “sistema”, y que él seguirá luchando por el presupuesto destinado al plan de seguridad contra las pandillas.
Por la tarde, la Corte Suprema de Justicia salvadoreña ordenó a Bukele abstenerse de usar a las Fuerzas Armadas en actividades que suponen un riesgo a la forma de gobierno republicano, democrático y representativo.
