Foto: Reuters
El gobierno de Donald Trump compró los derechos de una base de datos comercial que guarda la localización de millones de teléfonos celulares. La información la usa para rastrear y detener a inmigrantes.
De acuerdo con The Wall Street Journal, los datos de la ubicación del teléfono se obtienen a partir de distintas aplicaciones a las que el usuario otorgó permisos para registrar su ubicación.
Es así como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), detectan a inmigrantes que se encuentran cerca de la frontera con México y organizan operativos para detenerlos.
El Departamento de Seguridad Nacional confirmó la compra del acceso a la base de datos pero se negó a comentar sobre el uso que se le da a la información.
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En un principio, ICE tuvo acceso a los datos para el rastreo de organizaciones criminales dedicadas al tráfico de personas y drogas.
Después de un tiempo compartió los datos con la rama que lleva a cabo las deportaciones, según denunció una fuente que pidió el anonimato.
“No discutimos las tácticas o técnicas que utilizamos para hacer cumplir la ley”, aseguró Bryan Cox, vocero de ICE.
Según la investigación del Wall Street Jornal, los datos de ubicación en celulares sirvieron para detectar movimientos en un túnel entre México y Estados Unidos construido por narcotraficantes.
Fuentes familiarizadas con el caso señalaron que dicho método contribuyó al arresto del dueño de un restaurante abandonado, sitio donde terminaba el túnel.
Sin embargo, el informe de la detención no menciona nada sobre el uso de datos obtenidos a través de celulares. En cambio, se le atribuye a un retén rutinario.
En 2018, la Corte Suprema emitió un fallo que indica que los datos de ubicación geográfica obtenidos de teléfonos celulares son información protegida.
Sin embargo parece que la administración de Trump encontró el camino para obtener la información a través de empresas de marketing.
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