Terminator llegó a su fin. Al menos eso cree Linda Hamilton.

Terminator
Félix Cortés Scholer @piroquinesis

Ya nos acostumbramos a los nuevos ciclos del cine:  nuestras pantallas se llenan año tras año de franquicias de éxito probado, que luchan entre ellas para llevarnos a mundos cada vez más espectaculares. Desde las sagas del Universo Marvel (Avengers, X-Men) hasta las películas animadas (Toy Story), los estudios de Hollywood creen haber encontrado la fórmula mágica que salvará al cine ante el resurgimiento —gracias al streaming— de la televisión.

En la mayoría de los casos, la fórmula funciona exactamente como debería: los estrenos de estas megaproducciones llenan salas y generan un buzz de merchandising que se traduce en ganancias impresionantes. Esto justifica que los estudios firmen cheques por cientos de millones de dólares para mantener vigentes a sus franquicias.

Pero a veces, les sale el tiro por la culata. Es el caso de la saga de “Terminator”, cuya más reciente entrega, “Terminator: Dark Fate”, apenas llenó la mitad de los cines que necesitaba el fin de semana de su estreno, justo después de Halloween. En total, la película dirigida por Tim Miller, obtuvo decepcionantes ingresos a nivel internacional, representando una pérdida neta para Paramount que se calcula en unos 130 millones de dólares y el (por ahora permanente) congelamiento de sus secuelas.

No sorprende, por tanto, que Linda Hamilton haya declarado recientemente al Hollywood Reporter que sería feliz si nunca vuelve a interpretar a la legendaria Sarah Connor…

So, R.I.P. Sarah.

Hollywood aprende de sus éxitos, pero también necesita aprender de sus errores.

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