Por: Carlos Dragonné @carlosdragonne
Hay categorías que son siempre lógicas y en las que nadie espera una sorpresa. Año con año nos pasa y termina siendo la parte de trámite de los Premios Oscar. En la ceremonia de este año eso pasa con la categoría de Mejor Actor.
Los nominados son nombres de peso pesado en Hollywood. Antonio Banderas por “Pain and Glory” de Pedro Almodóvar; Leonardo DiCaprio por el papel en la cinta de Quentin Tarantino “Once Upon a Time… in Hollywood”; Adam Driver por su interpretación de Charlie en “Marriage Story”; Jonathan Pryce por el trabajo en “The Two Popes”; y, al final, el que terminará llevando la estatuilla a casa: Joaquin Phoenix por “Joker”.
¿Es en serio la actuación que merece un Premio Oscar? Phoenix entregó un papel espectacular, nadie puede negarlo. A mi gusto, al menos Adam Driver debería poder pelearle un poco más de lo que está sucediendo en la temporada de premios, porque lo que logra Driver en la cinta de Noah Baumbauch es épico, con un personaje que humaniza uno de los procesos de dolor más profundos y, a la vez, comúnmente ignorados por el cine. Para mi, ese es mayor mérito para tener el Óscar a Mejor Actor.
Phoenix tiene el peso mediático de convertirse en el sucesor de Heath Ledger en un personaje que pasará a la historia, seguramente, como el único del mundo de los cómics en otorgarle un Oscar a dos actores distintos. Y no es poca cosa. El peso entero de la cinta recae en lo que hace Phoenix y sale lo suficiente bien librado para que nos tenga a todos hablando de una película que, a mi gusto, está bastante débil en el guion pero con una actuación perfecta.
No habrá sorpresa por aquí. Driver tendrá, seguramente, muchas oportunidades más. No menciono a los demás porque no están a la altura de estos dos contendientes.
